editorial periférica

01 noviembre 2008

EL DÍA DE LA MUDANZA en EL FARO DE MURCIA

“Vínculos emocionales y materiales”, así titulaba Ángela Belmar Talón su aproximación a El día de la mudanza publicada por el suplemento El faro de las letras, del periódico El faro (de Murcia).

Con El día de la mudanza su autor, Pedro Badrán, se lanzó con el Premio Nacional de Novela Breve en Colombia gracias a este relato que narra cómo el traslado de vivienda para una familia se convirtió en un descenso a los infiernos.
Una obra en la que de la misma manera que conocemos profundamente los sentimientos que despierta en un padre y una madre, así como sus dos hijos, una mudanza, no sabemos apenas ningún dato de ellos tales como sus nombres -excepto el de sus dos retoños, Agustín y Camila- ni sus apariencias, es decir, Badrán prescinde de los elementos físicos y más superficiales para contextualizarlos, ya que prefiere ahondar en las emociones e incluso en las que los propios objetos que pueblan la casa parecen causar.
Tras fracasar en los negocios, el cabeza de familia se ve en la tesitura de trasladar a su prole a un barrio y una casa mucho más modestos. Hasta este momento gozaban de un estatus social que les permitía mantener incluso a una criada y una niñera, sus paredes y muebles estaban engalanados de costosos elementos decorativos y además la señora se podía dar el lujo de coleccionar carísimas joyas. Pero tras esta negativa situación, estas circunstancias se ven truncadas, y el cambio de lugar también implica un salto en la escala social que impera en Colombia. A partir de este momento, la pérdida de privilegios se ve íntimamente relacionada con la pérdida de afecto hacia el progenitor y con el desmoronamiento psicológico de su mujer. Para ello, el apego a los enseres que atesoraba en su anterior alojamiento parece ser su razón de vivir, el significado del estilo que vida que siempre ha ambicionado; al tener que prescindir de ellos, prescinde de querer vivir, y también de la posición que ostentaba, dando paso a la vergüenza. En definitiva, el hecho de verse obligados a mudarse al extrarradio implica un perjuicio para sus cuatro personalidades: ahora se transmutan en seres absolutamente diferentes, incluso algunos de los objetos que les acompañan en su nueva vida.
Todos estos hecho se con fletan con los primeros escarceos sexuales y el despertar al mundo de los adultos de la hija adolescente –aunque se sepa muy bien porque conforman la última parte del libro- en el que arrastra esa pérdida de confianza que provoca la merma, en este caso, material, y por tanto la diferenciación en el escalafón social.
El escritor colombiano realiza en El día de la mudanza una feroz crítica a la sociedad de las apariencias, donde el materialismo y el consumismo lideran las relaciones humanas con un estilo que destaca el soberbio juego de tiempos verbales. Así, invita a cada uno de los integrantes del clan a narrar con su voz y bajo su perspectiva la desmembración de su propia familia tras la pérdida de su condición social, que implica en consecuencia la pérdida de todos los privilegios que se identificaban con una clase alta. Sin embargo, en ningún momento se habla del amor, de la relación personal de afecto que existió o perdura entre ellos, simplemente queda un poso amargo en el que recrear el resentimiento hacia un padre y un marido que no supo proteger económicamente a su estirpe como debía.
Una novela nostálgica que se empeña una y otra vez en volver a los recuerdos –fundamentalmente materiales y entre los que cabe destacar la ausencia de afectos- que rodearon a una familia durante tiempos pasados y más esplendorosos, como si se tratase del repaso a un viejo álbum de fotografías. Para ellos, su vida verdadera era áquella en la que disfrutaban de todas las comodidades, de la presente sólo mencionan la vergüenza y el malestar que les provoca, porque no es el lugar al que pertenecen, es sólo una existencia mediocre que ha desembocado en una generalizada infelicidad.

EL DÍA DE LA MUDANZA en EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO

El Periódico Mediterráneo, de Castellón, se hacía eco también de la aparición de El día de la mudanza, bajo el título "Tradición caribeña".

"El día de la mudanza, del escritor colombiano, Pedro Badrán, es una novela intensa y desasosegante que narra la vida de una familia en decadencia: padre, madre, hijos. El entorno y los objetos de la vieja casa y de la nueva casa, que reflejan todos los cambios, son al mismo tiempo que herramientas para construir este poderoso relato sobre la intimidad, los ritos de paso y el desconcierto, parte de una metáfora aún mayor: tras las vidas privadas podemos leer el derrumbe de un país"

EL DÍA DE LA MUDANZA en DIARIO CÓRDOBA

El día de la mudanza, "un libro pequeño, valiente y prodigioso", como fuera calificado hace ahora dos semanas en Radio 3, ha ido consiguiendo, poco a poco, un también pequeño pero firme número de seguidores y "comentaristas". La nouvelle de Pedro Badrán merece esos comentarios y mucho más. Cuadernos del Sur, suplemento cultural del Diario Córdoba, recibía así su lanzamiento a comienzos del pasado verano: "Una obra intensa y desasosegante que narra la vida de una familia en decadencia. El entorno y los objetos de la vieja casa y de la nueva casa, que reflejan todos los cambios, son al mismo tiempo herramientas para construir este poderoso relato sobre la intimdad, los ritos de paso y el desconcierto".

PROYECTOS DE PASADO en EL PAÍS

En septiembre se ocupaba también Babelia (suplemento de El País) de Proyectos de pasado, de Ana Blandiana (así como de otros libros recién publicados de autores rumanos: Mihail Sebastian, Alexandre Ecoviou). Firmaba la nota Ignacio Vidal-Folch.

"También durante la guerra fría hubo en Rumania, no sólo entre los que se exiliaron (como Norman Manea), alguna literatura de interés más que local, como en los casos de Ecovoiu y Blandiana, nacidos respectivamente en 1943 y 1942. De ellos, dos modestas editoriales publican sendos libros de cuentos, con atmósferas de misterio y sueño, más o menos fantásticos y opresivos y más o menos alegóricos a los efectos del totalitarismo sobre el alma del individuo y a la degradación de las relaciones sociales. Más allá de esa función alegórica y alusiva, aspiran, como es lo propio del empeño literario, a comentar aspectos universales de la condición humana, el absurdo, la crueldad, la soledad íntima del individuo y su irresoluble conflicto con la comunidad... Paradigma de esto es el relato 'Aves voladoras para el consumo' [de Ana Blandiana]: con el propósito de criar pollos en el balcón de su piso de Bucarest y así burlar las privaciones, una mujer compra una gallina clueca y doce huevos ligeramente raros, pero las aves que nacen son ángeles; o 'Reportaje' [de Ana Blandiana]: las imágenes de un viaje soñado a París enlazan con las impresiones de un viaje por la pesadilla real de una isla penitenciaria y éstas con los detallados recuerdos de la noche, ya remota, en que en la casa familiar de la narradora se presentó el policía, sórdido y hambriento, que venía a detener a su padre."

PROYECTOS DE PASADO en LETRAS LIBRES

En el número de septiembre pasado, la revista Letras Libres publicaba esta reseña de Proyectos de pasado, de Ana Blandiana, firmada por J. Ernesto Ayala-Dip:
En una oportunidad, a Gabriel García Márquez le preguntaron de dónde sacaba él los materiales de su ingente imaginación. Más o menos literalmente el escritor colombiano respondió que en América Latina, en el siglo XIX, existió un general que había perdido todas sus batallas, o casi todas. Que eso sucediera, sin que a dicho general se lo destituyera, ya era más digno de una crónica fantástica que de una página de la historia real de un país; y sin embargo la anécdota no era producto de la fantasía. Siempre, como sabemos desde la portentosa alegoría política que es Los viajes de Gulliver, la fantasía, lo fantástico, es un intento extremadamente razonable de enmendar las graves carencias de la condición humana o de los sistemas sociales y políticos que se procuran los hombres. Este pequeño preámbulo viene a cuento (nunca mejor dicho) de la publicación del libro de relatos de la escritora rumana Ana Blandiana Proyectos de pasado.
En tiempos de penurias ideológicas, como las acaecidas durante los regímenes totalitarios de las llamadas repúblicas socialistas de Europa Central y la extinta Unión Soviética, la apelación a la literatura fantástica, o de cualquier otro género que hiciera de la hipérbole o la elipsis su razón de ser, era algo más que el cultivo de la imaginación más extrema, era sencillamente el único método narrativo capaz de burlar los férreos sistemas de control ideológico y estético de los comisarios de la censura proletaria. Como hemos mencionado el célebre libro de Jonathan Swift, citemos otro en su misma estela, Rebelión en la granja, de George Orwell. La furibunda crítica al sistema comunista que Orwell hace desde su libro queda perfectamente resumida en una frase que ya ha hecho historia: En la granja, “todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Años después, el autor de 1984 dijo que Rebelión en la granja fue el primer libro en el que intentó “fusionar la intención política y la artística en un todo”. Y aquí quería llegar. Ana Blandiana (su nombre real es Otilia Valeria Coman, 1942) reúne once cuentos en donde el elemento directriz es la transfiguración de la realidad más desoladora en materia fantástica. Ese paso entre mundos con distintas leyes, esa especie de túnel cortazariano en donde se comienza en un ámbito y se termina en otro, ese espejo de Lewis Caroll, en la escritora rumana adquiere la dimensión de una literatura de desenmascaramiento ideológico. No estamos ante la decodificación ontológica de los cuentos y novelas de Kafka, su sentimiento de culpa pasado y futuro, aunque sea similar cierto sentimiento de intemperie e indefensión, estamos sencillamente ante la representación literaria de una oprobiosa sinrazón de Estado, una representación que no juzga ni sanciona: sólo, nada más y nada menos, describe y desnuda. El relato que presta título al volumen, “Proyectos de pasado”, es una de las historias más tristes que leí en mucho tiempo. Y también una de las de mayor factura artística. Su asunto se mueve (tan bien señalado y estudiado por su prologuista y uno de los traductores, Viorica Patea) en esa línea de asombrosa naturalidad, en ese suelo de la realidad más palpable hasta que de pronto descubrimos el terrible abismo, sin que por ello el relato, como artefacto de ficción, acuse el sutilísimo cambio de tercio que se produce entre sus líneas y que lo gobernará hasta su final. Hay una boda, unos novios, unos invitados y de pronto son todos arrestados (esto sucede en la Rumanía comunista) y enviados a una suerte de tierra de nadie. De pronto son nadie. Desterrados a un trozo de territorio que tendrán que labrar, edificar, donde criar a sus hijos, así durante diez largos años, hasta el retorno a la civilización socialista. Relato dentro de un relato, esta historia es escalofriante no porque podría suceder, sino porque sucedió e irremediablemente seguirá sucediendo. Otro elemento que no es menor en el cuento es la imposibilidad de comprender. Y la imposibilidad de reconstruir fidedignamente los hechos del pasado. En este cuento, además, hay un narrador (el que leemos) que a su vez escucha a otro narrador, el que vivió la historia de la boda aciaga. Pues bien, el dilema moral surge cuando menos lo esperábamos: resulta que quien sufrió el desplazamiento forzoso no puede evitar la memoria de los inhumanos hechos. Es su épica personal, le pertenece y como tal la necesita, como si no quisiera juzgar a sus carceleros. Sólo recordar que fue un héroe, que sobrevivió. Como si lo que menos importara fuese la naturaleza y el origen de su infierno. Y no se pierda el lector el cuento “Aves voladoras para el consumo”. Y “La iglesia fantasma”. Dos piezas de una inteligencia compositiva de gran calado. En el primero, la metáfora acerca de lo espiritual en un régimen letal para la existencia de los ángeles; y en el otro, todo un tratado sobre el estatuto de la ficción en ese eterno debate en que una de las partes insiste en hacernos creer que no existen en la realidad generales que no ganan ninguna batalla.

09 septiembre 2008

PROYECTOS DE PASADO en SUR

Maria Teresa Lezcano firmaba, en junio, en el diario malagueño Sur esta reseña de Proyectos de pasado, "once cuentos que oscilan entre el realismo mágico y el periodístico:

Cincuenta años de oscuridad
Otilia Valeria Coman, cuyos libros han sido publicados con el seudónimo de Ana Blandiana -Blandiana es la aldea de Transilvania donde nacio su madre- constituye, junto con Vaclav Haval y Anna Ajmatova, el simbólico triángulo de la disidencia frente a la dictadura. Autora de una importante obra poética, ha publicado asimismo varios ensayos y ha ejercido una amplia labor periodística fuera de su país, en el sus obras llegaron a estar prohibidas.
Proyectos de pasado es el segundo libro de Blandiana que se publica en España -el primero fue una antología poética titulada Cosecha de ángeles-, y se trata de una recopilación de once cuentos cuya temática, aun inscribiéndose en la categoría de lo fantástico, oscila en su ejecución entre los meandros lingüísticos del realismo mágico y la depuración de un realismo casi periodístico.
En el primer relato, "Una herida esquemática", la autora aborda, mediante la narración en primera persona de un delfín varado en una playa, la indefinible línea que escinde no sólo la vida y la muerte, sino también lo real y lo ficticio.
Recorriendo las páginas del libro a través de la imaginación consuntiva de su autora, asistimos al nacimiento de doce ángeles en una jaula inicialmente destinada a la eclosión de doce aves condenadas a servir de alimento; visitamos pueblos espectrales e islas que simbolizan la aberración de un mundo cuyo precio de supervivencia no es otro que la aniquilación de sus constructores; somos deportados a una prisión de la que, pese a la ausencia de carceleros y vallas, no podemos escapar porque los carceleros y las vallas son ahora el resto del mundo.
Adentrándonos en el universo, siempre entre delirante y melancólico de Blandiana, atravesamos espacios constituidos por una materia tan oscura que el terror a menudo es sólo la antesala de la siguiente revelación o de la siguiente atrocidad.
La prosa de la escritora rumana está elaborada por mensajes codificados que es necesario leer sumergiéndonos completamente en el texto, ya que el menos descuido del lector implicaría un absoluta incomprensión de la totalidad del relato. Las realidades de Ana Blandiana no se establecen sobre unos cimientos inamovibles; por el contrario, el suelo se desliza sin cesar bajo los pies de los personajes y por tanto de los lectores, como en un paisaje onírico en el que, pese a la feérica maraña de vegetación cada elemento de la fantasmagoría tiene su equivalente reconstruido al otro lado del espejo.
Existe en la mayoría de los cuentos de Proyectos de pasado un componente memorístico en el que la vocación poética de la autora emerge en cada historia como aislados iceberg narrativos que brotan de las desmitificación de un contexto socio-cultural en el que las máscaras de la Utopía se han derretido, cediendo su lugar a los verdaderos y múltiples rostros del espanto.
El totalitarismo de un régimen propugnado en su día como "los cincuenta años de luz" se disgrega y se concentra a la vez en la visión de un mundo abismal en el que lo aparentemente implausible se revela creíble y los discursos visionarios se transforman en una metafísica de la tragedia. Juzguen ustedes mismos: "Idealizaba cada vez más su sufrimiento, y a medida que envejecía contraponía el padecimiento terrible de aquella experiencia límite a la mediocridad de la vida actual, construyendo con una fruición incansables unos cada vez más fantásticos e ideales proyectos de pasado".

PROYECTOS DE PASADO en TENDENCIAS

Daniel Fernández-Cañadas firmaba esta nota sobre Proyectos de pasado en el número de verano de la revista Tendencias:

Fantasía para una redención
A nuestro anquilosado y a la vez inalámbrico castellano le cuesta entender el rumano. Poco a poco, y no sin ausencia de prejuicios editoriales, los autores rumanos que huyeron de sí mismos y se exiliaron en sus páginas durante la dictadura comunista -y la destructiva era Ceaucescu- luchan por hablar castellano. Ana Blandiana es mentira. Ana Blandiana es la mujer inventada que ha conseguido hacer de otra mujer un hito cultural de honda trascendencia literaria, Ana es seudónimo. Otilia Valeria Coman publicó por primera vez Proyectos de pasado en 1982, pero se ha mantenido inédito hasta hoy porque hasta hace poco castellano y rumano no se sentaban a cenar en la misma mesa. Lo que tenemos entre manos es un libro de relatos protagonizado por una fantasía con piel de metáfora que sobrevive gracias a un sibilino humor negro. Experiencias con indumentaria de ficción agarradas a una particular forma de fantasía que duele más que la propia descripción de la herida. Ana Blandiana, quien corriera de la mano con París en mayo del 68 o colaborara con Praga en su particular primavera, perfila en esta novela de historias cortas una personal redención.

PROYECTOS DE PASADO en ROCKDELUX

En el número de junio de la revista Rockdelux, reseña de Proyectos de pasado, de Ana Blandiana, a cargo de Silvia Pons:
¿Cuán real es la realidad cuando no decides cómo vivirla, cuando te han impuesto unas circunstancias por la fuerza y es otro quien controla tu vida? En una situación de privación de la libertad como es un régimen dictatorial, que niega el derecho a ser uno mismo, la frontera entre lo real y lo artificial se emborrona de tal manera que es aún más difícil discernir la verdad de la mentira.
Ana Blandiana (Rumanía, 1942) lo sabe bien, pero no deja de entristecerle la ceguera de algunos. Con cada relato de Proyectos de pasado, su primer libro de prosa traducido al castellano, abre una ventana triste a las miserias de la vida bajo la dictadura de Ceaucescu, al hambre y al miedo. Se lamenta de que el temor a las represalias haya anulado la voluntad del individuo y con ello su capacidad de reacción ante las injusticias. Nadie se fía de nadie ni mueve un dedo por los demás, demasiado ocupados tratando de sobrevivir. Las detenciones en plena noche y las deportaciones a campos de concentración, islas rodeadas de tierra, han llevado a una deshumanización de las relaciones personales que se extiende como una plaga que todo lo marchita. Con la conciencia cada vez más deteriorada, la gente teme cuestionarse los hechos, sepultada en una existencia artificial que se les ha impuesto como la única válida y verdadera.
Para paliar la extrema dureza de la vida cotidiana bajo una dictadura, la autora invoca a ángeles y demonios, envolviendo los relatos en un halo de misterio, salpicándolos de elementos fantásticos, fantasmagóricos, que hacen que estos cobren una nueva dimensión llena de alegorías. Realidad y fantasía se confunden para narrar la desaparición de ritos y costumbres ancestrales, el deterioro del individuo, la pérdida del misticismo y la religión sin ahorrarle al lector ni un ápice de tragedia y dramatismo. Lo onírico se alía con lo real y el lirismo con la crudeza para describir una realidad nada amable que, lamentablemente, tiene más de pesadilla que de sueño.

EL CUADERNO ROJO en EL PAÍS y LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en MUJER HOY

Dos de nuestros títulos más celebrados, El cuaderno rojo, de Benjamin Constant, y La polilla y la herrumbre, de Mary Cholmondeley, han seguido cosechando notas y reseñas muy favorables, y algunas entusiastas, durante estos meses de verano. Por ejemplo, El cuaderno rojo en Babelia, suplemento de El País, y La polilla... en la revista (suplemento de algunos periódicos españoles) Mujer hoy.
Así comenzaba José Luis de Juan su reseña de Babelia: "Con justicia Italo Calvino escribió que El cuaderno rojo era una de las autobiografías más divertidas que había leído. Pero no es divertida por humorística sino por interesante, porque nos fascina mientras nos restituye con frescura y autenticidad la juventud de un hombre educado en los tiempos anteriores a la Revolución. Narración fluida y breve, estas páginas asombran por su ausencia de afectación. En un lenguaje directo que no remite a su época, Benjamin Constant (1767-1830) cuenta sus años de formación, de vagabundeo y de presunción hasta convertirse en un escritor y un hombre de mundo en el sentido más amplio..."

LA RENTRÉE

Nueva temporada, nuevos títulos. Y otras novedades. Pero antes un repaso a algunas de las notas aparecidas durante el verano.

01 junio 2008

PERIFÉRICA y LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Feria del Libro de Madrid. Algunos dicen que la feria de las ferias de este país... Parque del Retiro... Nos encontraréis en la caseta 161. Donde ya están presentes libros como Help a él, de Fogwill, que ayer sábado destacaban en ABC y El País, entre las apuestas para la Feria: "¿Cómo sería 'El Aleph' si no lo hubiera escrito Borges? Pues sería, ni más ni menos, Help a él, un juego de espejos que se mira en el texto original y cuya protagonista no es la Beatriz Viterbo borgeana, sino Vera Ortiz Beti. El argentino Rodolfo Enrique Fogwill (Los pichiciegos, Vivir afuera...) mezcla en su particular coctelera drogas, la guerra de las Malvinas y cuanto se le pone a tiro. Por si les sabe a poco, el volumen se completa con Sobre el arte de la novela".
Por su parte, Diego Gándara recomendaba el jueves también, en un amplio reportaje del suplemento de libros de La Razón sobre la Feria, este mismo título de Fogwill y Trabajos del reino, de Yuri Herrera. Y José Luis de Juan hacía lo propio en Diario de Mallorca, apostando por, según él, "un libro singular": de nuevo Help a él.

Enlace a reportaje de José Andrés Rojo en El País: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Latinoamerica/acababa/boom/elpepicul/20080531elpepicul_3/Tesacababa/boom/elpepicul/20080531elpepicul_3/Tes

Nace CONTEXTO (PERIFÉRICA en la FERIA DEL LIBRO DE MADRID)

Las jóvenes editoriales independientes Libros del Asteroide, Barataria, Global Rhythm, Impedimenta, Nórdica, Periférica y Sexto Piso acaban de crear la asociación CONTEXTO con el objetivo de promover conjuntamente sus catálogos y desarrollar, a través de muy diversas iniciativas, otros proyectos relacionados con el mundo editorial. Unidos por su carácter independiente y por la creación de fondos editoriales muy cuidados, estos sellos se han propuesto tejer una amplia red (sus sedes radican en puntos tan alejados como Barcelona, Madrid, Sevilla y Cáceres) que establezca una relación más directa y fluida entre editores, lectores, libreros, bibliotecas y medios de comunicación.
El primer paso consiste en la publicación de una revista bautizada con el nombre de la asociación: Contexto, que se presentará el próximo martes 3 de junio en la Librería-café La Buena Vida (Vergara, 10) de Madrid. Se trata de una revista de la que apenas existen precedentes en el mercado editorial español, concebida por los propios editores como una herramienta de comunicación con sus lectores y en la que se combinarán textos o informaciones inéditas sobre sus autores con información acerca de las novedades editoriales. Contexto, que tendrá una tirada superior a los 40.000 ejemplares, se distribuirá gratuitamente en las librerías y bibliotecas de España y será una plataforma en la que se ofrecerá el punto de vista del editor en sus apuestas de futuro.
Las siete editoriales comparten además una “caseta de casetas” en la Feria del Libro de Madrid, la número 161, en la que se expondrán tanto sus fondos como sus novedades, y en la que firmarán sus libros algunos de los autores de cada editorial. En dicha caseta estará a disposición de los lectores también el primer número de Contexto, que tras su presentación pública llegará al resto de España.
A esta iniciativa se sumarán posteriormente otras, como la organización de eventos sectoriales relacionados con el mundo del libro por la participación conjunta en ferias y congresos, el desarrollo de actividades de promoción conjuntas, o el establecimiento de mecanismos de colaboración estables que permitan compartir experiencias y defender intereses comunes.

LA PELIRROJA, de Fialho de Almeida, Premio de Traducción Giovanni Pontiero

La traducción de la, a nuestro parecer, impactante novela La pelirroja, escrita por el portugués Fialho de Almeida a finales del XIX y publicada por la editorial Periférica en versión al castellano de Antonio Sáez Delgado, ha sido galardonada recientemente con el prestigioso Premio de Traducción Giovanni Pontiero, concedido por la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto Camões de Portugal. Este galardón es, sin duda, uno de los premios de traducción más importantes que se conceden en España, y han sido merecedores de él hasta ahora las traducciones al castellano o al catalán de obras tan relevantes como El libro del desasosiego (Fernando Pessoa), El manual dels inquisidors (António Lobo Antunes), Nocturno mediodía: antología poética (Sofia de Melo Breyner) o El testamento del señor Napumoceno (Germano Almeida). Supone también este galardón el reconocimiento a una esforzada tarea por ofrecer desde Periférica las mejores traducciones posibles de autores fundamentales en sus países de origen. Aunque algunos hayan sido "opacados" por el paso del tiempo, Periférica trata de organizar desde su fundación, hace ahora dos años, un catálogo orgánico en el que dichos autores convivan con otros nombres reconocidos sin discusión junto a nuevos autores procedentes tanto de las diferentes literaturas europeas como de Latinoamérica. Así, conviven en ese catálogo la rumana Ana Blandiana, las francesas Odette Elina y Valérie Mréjen, el portugués Paulo José Miranda, los franceses Jules Vallès, Antoine de Rivarol y Benjamin Constant, la inglesa Mary Cholmondeley...

La pelirroja, publicada por primera vez en 1878, cuenta la fascinante historia de una joven, hija de un enterrador, víctima de sus deseos de amor, prosperidad y pasiones. Es, sin duda, una de las novelas más singulares y a­tre­vidas, por su contenido erótico y su crítica social, de la li­­te­ra­tura portuguesa del xix, y fue la primera obra maestra, inédita en español hasta hoy, de Fialho de Almeida, cuyos libros producían en Fernando Pessoa, según nos cuenta en el Libro del desasosiego, «un placer intangible».
Algunos críticos consideran a Fialho el Dickens portugués, otros el reverso de Eça de Quei­roz, y todos, el mejor retratista de la Lisboa popular.
La Pelirroja fue definida, al ser rescatada en Portugal por la prestigiosa editorial Assírio & Alvim, como parte de una «histología social» similar a la que desarrollaría más tarde en sus novelas el también médico y escritor Louis-Ferdinand Céline.
«Será raro que el lector no mire con asombro la fecha de publicación de la novela, porque en estas páginas, todo lo decimonónicas que se quiera, hay una estimulante mezcla de furia y libertad de lenguaje, una necesidad de nombrar la realidad con total crudeza, que era desconocida en otras latitudes.» (Miguel Sánchez-Ostiz, Abc), «Con una maestría insólita, le casan los altos vuelos con el fogonazo chabacano. En estas páginas no se elude la tensión erótica, la explotación y la esperanza que acarrea el sexo en una sociedad hipócrita y corrupta; la pintura de la degradación de los pobres y el contraste con el escaparate de los ricos nunca es demagógica, sólo irrebatible.» (Miguel Bayón, El País)


José Valentim Fialho de Almeida nació en Vila de Frades en 1857. Estudió medicina en la Universidad de Lisboa y tuvo, según sus biógrafos, una vida llena de sinsabores debido a las dificultades económicas que sufrió su familia y que le obligaron a trabajar desde muy joven como ayudante de botica. Fue un excelente cronista de su tiempo y reflejó como pocos la miseria que tan bien conoció; a veces de un modo sarcátisco y cruel, pero sin olvidar nunca el sufrimiento de los demás. Todavía hoy se le considera un escritor clave para comprender la compleja transición de los siglos XIX al XX en Portugal. Tra­tó en su obra temas por lo general controvertidos, y muy adelantados a su época, muchos de ellos calificados de «morbosos». Renovador de la prosa portuguesa, introdujo, además, nu­me­rosos neologismos que pronto fueron adoptados por otros escritores. Murió en 1911.

El traductor de La pelirroja, Antonio Sáez Delgado (Cáceres, 1970), es profesor titular de la Universidad de Évora. Especialista en la literatura portuguesa del cambio del siglo XIX al XX y crítico de literatura portuguesa y brasileña en El País (Babelia), es autor de los ensayos Órficos y Ultraístas. Portugal y España en el diálogo de las primeras vanguardias literarias (1915-1925) (2000) y Adriano del Valle y Fernando Pessoa, apuntes de una amistad (2002). Ha traducido obras de, entre otros, Teixeira de Pascoaes, José Luís Peixoto o Manuel António Pina.

SIN FLORES NI CORONAS en ABC

Miguel Sánchez-Ostiz firmaba no hace mucho esta reseña en las páginas del suplemento cultural de ABC:

Sin flores ni coronas. Auschwitz-Birkenau, 1944-1945 es uno de esos libros sobre el mundo concentracional cuya lectura es difícil borrar de la memoria. No es uno más porque en ese asunto no cabe el «unomás». Todos son pocos. Su autora, Odette Elina (1910-1991), una joven militante comunista y oficial de la AS, el ejército secreto francés, fue detenida por la Gestapo como consecuencia de una denuncia anónima, en abril de 1944, y deportada como judía y resistente.
Un libro escrito para despertar en sus lectores, nacidos después de la Liberación, el horror del nazismo y «la esperanza en el porvenir del hombre». En ese sentido, Sin flores ni coronas es paralelo al memorable Especie humana, de su contemporáneo Robert Antelme. Un libro breve, descarnado más que escueto, contundente, sin retórica literaria, que rescata momentos esenciales de la vida en el «campo» que diesen cuenta de la degradación y la vileza a la que puede llegar en las víctimas el ejercicio del sometimiento humano extremo por parte de sus verdugos. Se habla poco de los verdugos. Aquí se habla más de las condiciones de ferocidad y sonambulismo de las víctimas.
Allí, en Auschwitz, el lugar de la rutina y la tristeza sin retorno, la espera de lamuerte que se desea no ya como un mal menor, sino como un bien apetecible, no hay otra ley que la de la supervivencia. La supervivencia material y física, y la rebelión ante la voluntad del aniquilamiento de todo aquello que nos hace personas: la ternura, la humanidad, la belleza para que el horror no lo disuelva todo. Una voluntad de supervivencia que la autora cifra en el aferrarse a un pañuelo sin otro objeto que el llevarlo como un guión de dignidad hasta la Liberación, y hasta mucho después, cuando el dolor corre el riesgo de hacerse humo.Un canto a la dignidad, a la fraternidad, a la esperanza de la recuperación de la condición humana.

SIN FLORES NI CORONAS en DIARIO VASCO

Felipe Juaristi firmaba en el suplemento del Diario Vasco de San Sebastián esta reseña de Sin flores ni coronas, titulada "Auschwitz-Birkenau":

Todos los países que han vivido una historia convulsa tienen una deuda con su pasado. Algunos tratan de eludir el pago. Otros lo cumplimentan inmediatamente, para que no se hable más del asunto. Ambas actitudes son, a mijuicio, nefastas para el esclarecimiento de la verdad. Sin ella no puede haber justicia, sino mistificación y falsificación de la memoria. Y la verdad hay que ir asimilándola en la medida en que va llegando, poco a poco.
En Francia hubo un momento en que se quiso vaciar el pasado: de allí fueron saliendo a tropel todas las historias que se quisieron ocultar y esconder. Vichy no fue, por lo visto, una excepción. Aparecieron testimonios, fragmentos de memorias, hilos con los que se pudo recomponer la historia pasada. Todorov habla de todo ello en su magnífico libro Frente al límite, donde analiza con su lucidez habitual el mundo formado por la red de campos de concentración.
Odette Elina estuvo en Auschwitz y sobrevivió. El superviviente es una categoría especial de resistente.
Le falta el pasado, porque murió junto a los demás. Sobrevivir es, de alguna manera, ser abandonado, transitar por otra senda, que no se acepta como la suya.
De ahí el dilema del superviviente; vive mientras que la mayoría de amigos y conocidos han muerto. Tal dilema llevó a Primo Levi, a Jean Améry, entre otros, a no aceptar su destino, a unirse con aquellos a quienes, en un momento, sobrevivieron.Odette Elina escribió Sin flores ni coronas con una finalidad concreta: «Cuando volví de Auschwitz, en 1945, sentía con tal intensidad lo que acababa de vivir que me resultaba imposible guardármelo sólo para mí. Lo consigné en las notas y dibujos que constituyen este libro». La autora poco habla de las razones por la que la enviaron a Auschwitz, pero retrata de forma única lo visto.
Mira y contempla, como se mira a la muerte, con ternura.

SIN FLORES NI CORONAS en LA VERDAD de Murcia

Ababol, suplemento de La Verdad, de Murcia, publicaba ayer esta reseña ("Entre el horror y la esperanza") de Sin flores ni coronas. La firmaba José Belmonte Serrano:

La literatura está llena de sorpresas. Y en ello, probablemente, reside su mayor encanto. Sorpresa para quienes jamás habíamos oído hablar de Odette Elina, pintora y, sobre todo, escritora francesa, nacida en París en 1910. Su origen judío le traería las mayores complicaciones. A partir de 1940 deja a un lado su cómoda y tranquila vida y decide entrar en contacto con la Resistencia. Fue, en primer lugar, enlace entre los escritores residentes en la zona sur. Ahí estaban, entre otros, François Mauriac y Louis Aragon. Fue la encargada de distribuir las armas entre los maquis, así como de coordinar la acción paramilitar. Todo un alarde de valor y patriotismo de primera hora que es cortado de raíz cuando es arrestada por la temible Gestapo. Fue sometida a torturas y encerrada en un campo de concentración.
Cuando volvió de Auschwitz, en 1945, decidió consignar en unas notas, acompañadas de unos cuantos dibujos, de una especial sutilidad pese a su esquematismo, todo lo que había vivido en esa desdichada etapa. La primera edición, de 1947, se agotó en poco tiempo. Pero sólo eran unos cuantos ejemplares. En noviembre de 1981, diez años antes de su muerte, Odette Elina accedió a editar nuevamente su obra amparada en la seguridad de que, a pesar de todo lo sucedido, aun hoy «el nazismo –que, en realidad, nunca ha dejado de existir– intenta imponerse por medio de la violencia y el crimen». La edición española, oportunamente sacada a la luz por la Editorial Periférica, con una espléndida traducción de Luis Eduardo Rivera, está dedicada a quienes aún no habían nacido en 1945. Y añade la autora: «Que este testimonio pueda despertar en ellos el horror al nazismo, pero también la esperanza en el porvenir del hombre». Y entre esos dos términos –el horror y la esperanza– se desarrolla una obra que, a pesar de ser conmovedora, no peca en absoluto del patetismo y la desesperación de otras muchas del mismo estilo. Para empezar, Odette Elina es una soberbia escritora que pone todo su empeño en ofrecer al lector un texto depurado, lleno de poesía. «La autora –nos advierte una de sus más firmes estudiosas, Sylvie Jedynak, autora del postfacio– consigue, efectivamente, conciliar lirismo y barbarie. Ironía y ternura también».

SIN FLORES NI CORONAS en LA VOZ DE GALICIA

Luís Pousa firmaba este reseña de Sin flores ni coronas en La Voz de Galicia el pasado 17 de mayo. El título era bien explícito: "Unas sobrecogedora crónica desde el epicentro del mal":

El mal ha sido desde siempre uno de los principales temas de los que se ha ocupado la literatura. Ahí están, por citar tan solo a uno de los grandes, las tragedias de Shakespeare, que bordó como pocos las andanzas de algunos inolvidables malvados (reales y de ficción). Pero hay un momento en la historia en que el mal alcanza la altura de lo absoluto. Ese mal absoluto se llama Auschwitz y lo que ocurrió allí, y en los otros campos de exterminio, ya solamente se puede contar desde el testimonio de los que lograron sobrevivir al horror infinito concienzudamente desatado por el nazismo y por la sociedad que lo nutrió. La ficción poco puede hacer ante la realidad de un abismo sin límites.
Porque, como han subrayado Camus y otros intelectuales, cuando hayan desaparecido los últimos testigos directos del Holocausto, únicamente nos podremos aferrar a textos como este sobrecogedor Sin flores ni coronas (editorial Periférica).
Con una prosa cruda, Odette Elina —judía y miembro de la Resistencia— relata en estas estremecedoras páginas su estancia en Auschwitz y cómo pudo ir sorteando los hornos crematorios, el hambre, el frío, la enfermedad y la locura. A partir de breves y contundentes fragmentos de texto e ilustraciones de la propia autora, el libro alza un devastador testimonio de la rutina en el epicentro de la barbarie humana: la lucha por la supervivencia y las relaciones con sus compañeras de barracón, el valor incalculable que un simple trozo de tela adquiría en aquel infierno, las labores cotidianas, su paso por la enfermería, o la llegada, finalmente, de los rusos al campo. Sin concesiones al morbo o al sentimentalismo, Odette Elina es capaz de contar en unas líneas hasta dónde puede llegar el horror: «Sería un día mucho más triste de lo que habíamos previsto. Debíamos conducir hasta Auschwitz cien carritos de bebé.
»Los había de todo tipo. Grandes, bajos, viejos, modernos, bonitos, pobres. Pero aún guardaban la tibieza de los bebés que habían cobijado y que acababan de ser quemados. [...]
»Para hacer aquel trayecto habían elegido a cien mujeres. [...]
»Cien mujeres tocaron el fondodel desamparo y de la desesperación».

Un testimonio demoledor.

SIN FLORES NI CORONAS en DIARIO CÓRDOBA, en LA PROVINCIA de Las Palmas y en CALLE 20

Tres pequeñas reseñas a propósito de uno de nuestros títulos más queridos, Sin flores ni coronas, de Odette Elina:

El suplemento del Diario Córdoba lo destacaba hace una semana con estas palabras: "Odette Elina, judía, miembro de la Resistencia desde 1940, arrestada por la Gestapo y enviada a Auschwitz, ofrece su testimonio como superviviente de los hornos crematorios y su verdad comprometida con las víctimas. Aunque por encima de ello, es una obra sobre el poder consolador del amor y la cultura". Y en el diario de Las Palmas La provincia, bajo el título "El horror de Auschwitz", estas otras: "En tiempos en que la buena literatura apenas se hace notar entre tanta modernidad, este libro de Odette Elina sobre el horror de Auschwitz compensa y estimula. Sin flores ni coronas es una obra de despiadada crueldad, pero también plena de emotiviidad y de compasión. No se dejen engañar por su apariencia ligera, su contenido hacer reflexionar sobre las encrucijadas de la condición humana.
Por último, Elena Medel en la revista gratuita del diario 20 minutos, Calle 20: "Judía y comunista, Elina sobrevivió a los campos de concentración. Merece la pena asombrarse con el coraje y optimismo de este libro: un pañuelo rojo de batista, los golpes superados, el primer cigarrillo después de la liberación, las compañeras a las que jamás volveremos a ver... Si Adorno cuestionaba la posibilidad de escribir tras Auschwitz, agradecemos a Elina que contara el horror en tiempo real".

LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Alfonso Vázquez firmaba en las páginas de libros de La Opinión de Málaga este reseña:

"Siempre me fascinaron libros como Red Pottage o La polilla y la herrumbre, porque sus mujeres tenían todas algo de las mujeres reales que yo me encontraba cuando salía de mi ambiente, y por las que tanta curiosidad sentía", comentaba Virginia Woolf. La británica Mary Cholmondeley (1859-1925) publicó La polilla y la herrumbre en 1012, una novela corta que nunca se tradujo al castellano. Periférica acaba de publicarla al española, con toda la carga irónica y despiadada intacta. De la escritora británica dijeron en su día que era "la nueva Jane Austen". Su vida guarda muchos paralelismos con la de la autora de Sentido y sensibilidad. Cholmondeley utilizó sus novelas como escapatoria de una vida monótona y aburrida, retratando con acierto los conflictos de las clases altas, en una Inglaterra que empieza a abandonar el 'clasicismo'.
La polilla y la herrumbre tiene un comienzo magistral. La autora, hija de un vicario, comienza la obra con el aburridísimo sermón de un vicario inglés, en una remota población de la Inglaterra rural. La escena le sirve para presentar a los personajes de este drama romántico en el que el verdadero protagonista es la verdad y las consecuencias que conlleva el defenderla, valga la redundancia, "hasta las últimas consencuencias".
Cholmondeley consigue retratar a unos personajes con gran carga psicológica. Las dos mujeres protagonistas, Anne y Janet, son admirables, tan admirables que a la novelista caribeña Jane Rhys le provocaron la siguiente reflexión: "Me preguntaba a menudo sobre la verdad y el amor, y durante algún tiempo estuve obsesionada con ser como aquellas dos protagonistas de La polilla y la herrumbre, la novela de Mary Cholmondeley: unas veces Janet, otras Anne; unas veces ingenua pero honesta, otras llena de generosidad, fortaleza y claridad".
Y podemos seguir comparándola con Austen, pues Cholmondeley no se limita a diálogos ingeniosos sobre la lucha de sexos y de clases. A la profundidad psicológica de sus personajes se suman unas descripciones concisas, capaces de dibujar grandes cuadros al lector: "Aquí había indicios de una contienda atraoz, como si la habitación se hubiera defendido de su cita con la muerte y únicamente hubiera quedado sometida a ella tras un espantoso combate". Estas mujeres 'alejadas del ambiente social' de Virginia Woolf ejercen una gran atracción. Es de esperar que Periférica siga sacando al mercado español estas joyas olvidadas de una escritora poco conocida en nuestro país, pero que en novelas como La polilla y la herrumbre hizo un buen trabajo.

LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en QUÉ LEER

"Enredo entre aristócratas" es el título de la reseña que Carles Barba firmaba, a propósito de La polilla y la herrumbre, de Mary Cholmondeley, en el Qué leer del mes pasado:

Quien se acerque a este libro puede pegar un respingo inicial ante el nombre de su autora: "¿Mary Chol... qué?". En cuanto lea las dos primeras páginas, garantizamos que se tranquilizará. Estamos en un microescenario rural, en la campiña inglesa, entre vicarios y señoritas casaderas. Estamos, en suma, en esa veta de la novela británica que arranca con Jane Austen, sigue con las Brönte y George Eliot, es retomada por E.M. Forster y produce todavía excelentes pastiches en manos de L.P. Hartley en El mensajero o de Ian McEwan en Expiación. La polilla y la herrumbre es, dentro de esa línea, una nouvelle redonda, una pieza de cámara exquisitamente orquestada, en la que se confrontan dos familias de la rancia aristocracia, los Trefusis y los Varney, con dos hermanos de la clase media (Janet y Fred Black: ella, una belleza; él, un truhán) y con un millonario hecho a sí mismo (Stephan Vanbrunt), cuyo dinero no siempre le abre las puertas de la alta sociedad.
Todo comienza cuando Janet es convocado por una amiga, Cuckoo Brandt, quien en le lecho de muerte le pide un favor muy especial, que ha de mantener en secreto. El cumplimiento de este juramento pondrá a la chica en falso ante su hermano, ante su prometido y ante la sociedad en general.
A través de un enredo y de sus consencuencias, Cholmondeley sumerge al lector en un clima de densísimo voltaje emocional, y se revela, de paso, como una extraordinaria anatomista del amor y una agudísima conocedora de la psique humana.

TRABAJOS DEL REINO reseñado en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA

Jaime Rodriguez Z. firmaba hace unos días esta reseña de Trabajos del reino en El Periódico de Cataluña:

Poder y narcocorrido
Trabajos del reino, el impecable debut literario de Yuri Herrera (México, 1970), relata la historia de Lobo, un sombrío intérprete de corridos de la frontera mexicana que es súbitamente reclutado como compositor personal de un capo del narcotráfico.
Lejos de recurrir a una puesta en escena maniquea –a muchos les resultaría tentador privilegiar las dimensiones espectaculares del tema– Herrera logra construir una perfecta alegoría del poder retratándolo en su forma más atemporal, seductora y corrupta: la corte. Lobo se convertirá así en el Artista de este microcosmos en el que conviven personajes como la Bruja, el Heredero, el Padre, todos bajo la sombra alargada de el Rey.
Su habilidad para extraer arquetipos de hechos y situaciones tan mediáticas como los que se cuentan –recuérdese que el narcocorrido es un popularísimo género musical mexicano y que casi todos sus grandes éxitos pueden encontrarse, por ejemplo, en Youtube– mediante la eliminación de nombres propios y de descripciones detalladas, la utilización de un lenguaje cargado de poesía y argot, y las dimensiones épicas y trágicas que alcanza, hacen de esta una obra notable cuya perspectiva y profundidad recuerda por momentos a ese monumento a la abyección que es El enano, de Par Lagerkvist.
Como el retorcido acondroplásico creado por el sueco, el Artista ocupa el lugar reservado al bufón de la corte, pero a diferencia de este, es precisamente su condición de marginal entre los marginales la que finalmente lo libra de un destino más trágico que el de volver al anonimato del «mirar las paredes y sentir como le crecían las palabras».
Trabajos del reino fue publicado originalmente en México en el año 2004 y obtuvo en su momento el Premio Binacional de Novela Border of words / Frontera de palabras (Estados Unidos-México). Se esperan nuevos trabajos.

TRABAJOS DEL REINO en M25

El quincenal gratuito M25 destacaba recientemente en su sección de libros Los trabajos del reino, de Yuri Herrera:

Lobo es un cantante de corridos que se gana la vida con su acordeón. Malvive gracias a las pocas monedas que le sueltan en las terrazas. Un día todo cambia porque Lobo se topa con el Rey, un capo de la droga que le incorpora a su corte.
"Él sabía de sangre, y vio que la suya era distinta. Se notaba en el modo en el que el hombre llenaba el espacio, sin emergencia y con un aire de saberlo todo, como si estuviera hecho de hilos más finos."
Yuri Herrera nos trae una novela corta, con un lenguaje espléndido. Un excelente debut que narra una historia que podría estar ocurriendo ahora mismo, en cualquier cártel del narcotráfico. Una fábula sobre la corrupción del arte y el poder efímero. Un libro que merece la pena.

HELP A ÉL de nuevo en LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Después del cercamiento, hace ya meses, de Guillermo Busutil a Help a él en un extenso artículo a página completa, el mismo periódico, La Opinión de Málaga, le dedica al libro de Fogwill una reseña firmada por Javier García Recio. Con el titulo "Delirios de un narrador peculiar".

Llega a España, de la mano de Periférica la última novelita (por su extensión) del argentino Fogwill, que reza así, sólo con el apellido, sin el nombre, Rodolfo. Una rareza más de este escritor que es una rareza en todos los sentidos, con una extraña mezcla de excentricidad y cinismo poco común que le apuntan destellos de genialidad.
Quizá su condición de argentino, licenciado en Sociología y proveniente del mundo del marketing y la publicidad conformen los elementos suficientes de un cóctel literario sin duda diferente, singular y extravagante y que puede resolver muchas claves del pintoresco estilo de este escritor.
Por eso en Help a él, su última novela, pero quizá la que sirva de inicio a muchos lectores españoles para conocer a este escritor argentino, el argumento es lo de menos. Prima aquí la forma original de escribir. Es la forma en que va escupiendo un argumento convulso, lo que al final le queda al lector que difícilmente, una vez haya leído el texto, sepa dar fe de la trama narrativa que queda envuelta en su interior.
Pero al final de todo Fogwill no puede maquinaria que guía todo el mundo de la ficción literaria. Por eso Help a él es una novela de amor y de guerra. Con el telón de fondo de la guerra de Las Malvinas, la novela relata las elucubraciones de un periodista tras conocer la muerte de su antigua amante y a partir de ahí abre la puerta a un mundo que se mueve sobre una degeneración mental y da paso a un viaje al pasado donde las drogas y el sexo duro, de alto voltaje, encuentran un camino de lucidez en la pluma de Fogwill, que viaja con su pluma al otro lado de su espejo para darse la vuelta como un calcetín. Sin duda el argentino es un escritor en cierto modo inclasificable y hace méritos para que sea así. En todo caso sus textos no dejan indiferentes y mas allá de sus excentricidad alimentan sueños, ficciones, deseos y esperanzas que son el motor de muchas personas.

HELP A ÉL en ABC

Jorge/Jordi Carrión firmaba este interesante reseña de Help a él hace unas semanas. Fue en el suplemento cultural del diario ABC.

¿Qué se fumaba Borges?
El título de esta reseña no es una provocación. Es la pregunta que mejor resume la intención del escritor argentino Fogwill (Buenos Aires, 1941) en “Help a él”, una nouvelle basada en “El Aleph”. Desde el título tenemos la clave de la intervención: el de Fogwill es un anagrama del borgeano, un juego, una inversión; y al mismo tiempo un trabajo de énfasis en la perspectiva de género. El Borges personaje, es sabido, se obsesiona con Beatriz Viterbo, a quien observa desde la perspectiva de Dante: de hecho, en la descripción de las fotografías de la amada y en la visión del aleph, Borges utiliza la misma técnica que en su ensayo dantesco sobre Beatriz en el Cielo. Su relación es neoplatónica, frígida; tan sólo en las cartas que le dirigía a su primo Carlos descubrirá el personaje Borges cierta “obscenidad”. El narrador de Fogwill, en cambio, se folla a la donna angelicata, la odia, la ama, se caga en ella. Es amado.
“Help a él” es un remake. Un remake que procede fielmente: copia y versiona la estructura profunda del cuento de Borges, pero cambia radicalmente su sentido, mediante una estrategia de apropiación, que en el caso que nos ocupa es siempre de subversión y de actualización. Fogwill, irreverente, maldito, conduce la figura de Beatriz Viterbo hacia su propio universo de literatura, drogas, sexo, enfermedad y rock and roll.


Goce excesivo
La inyección de masturbación, coprofilia, sadomasoquismo e inversiones varias; las dosis de píldoras de historia (la guerra de Malvinas, el papel de la burguesía y de su insoportable superficialidad en el contexto de la dictadura); el consumo de hongos y drogas diversas, que convierten la visión del aleph en una experiencia alucinatoria provocada por la ingestión de un jarabe (donde lo visual borgeano deviene multisensorial e hipercarnal fogwilliano); el remix de Fogwill, en fin, en su remake fragmentario basado en el goce excesivo, en la saturación perversa y libidinal del original asexuado, hacen de la obra uno de los más interesantes ejercicios de parricidio textual que conozco, una demostración de que se puede escribir después de Borges sin ser borgeano.
Se completa con “Sobre el arte de la novela”, que precisamente habla de la muerte de la madre. Se trata de una suerte de poética entreverada con dos ficciones que tienen en común la decrepitud de la figura materna. La primera es totalmente ficcional; la segunda, en cambio, se adivina autoficcional. Las historias van y vienen entre los párrafos dedicados a la reflexión de altura sobre la episteme del novelar. El modo de decir es un modo de saber y la flexión y la reflexión sobre esas maneras (“en estos tiempos tan difíciles, en los que las historias transcurren siempre fuera de las novelas”) deben conducir al escritor a conocer a fondo los mecanismos del interior del texto, su moderación.

Pauta y ritmo
Precisamente siguiendo ese concepto de la escritura como moderación, es sorprendente y desafiante el uso aparentemente inmoderado –pero calculado con astucia– del pleonasmo, que se convierte en la pauta y el ritmo de “Sobre el arte de la novela” desde el mismo título. Obviamente: la novela, en tanto que literatura, es arte. Las primeras palabras constituyen otra redundancia: “Las viejas madres” (en Argentina “la vieja” es la madre), que no será la última. “Día de la semana”, “soñó sueños”, “no supo a quién llamar. ¿A quién llamar?” y otros ejemplos demuestran que Fogwill utiliza la redundancia como uno de esos mecanismos internos que dotan de coherencia y de swing el artefacto ficcional.
Si se tiene en cuenta que la torsión del lenguaje marca el final de “Help a él” y el principio de “Sobre el arte…”, se podría decir que ésta actúa como bisagra entre dos textos complementarios. También el pleonasmo podría ser esa bisagra: las dos nouvelles hablan sobre la muerte de nuestros mayores, tienen el mismo trasfondo histórico (la guerra y la insoportable levedad burguesa) y, de hecho, se pueden leer como dos versiones contemporáneas (1982) de una misma preocupación. El cóctel de las drogas, la muerte y la huida, en ambos casos, con el telón de fondo de Malvinas, comunican cierta sensación de culpa. Una culpa que el narrador elabora confusamente, como si sus demonios y su arte lucharan sobre su escritorio como lo hacen los personajes con sus fantasmas femeninos (la amada, la madre, la guerra, la literatura).

04 mayo 2008

SIN FLORES NI CORONAS en la página de Romeo en ABC

"Las iluminaciones" es el nombre de la página semanal que firma el novelista y crítico Félix Romeo en ABCD las letras y las artes, suplemento del diario ABC. Ayer sábado, en ese "blog en papel" Romeo dedicaba dos entradas a Sin flores ni coronas:

Odette Elina
...Un libro que me estremece: Sin flores ni coronas. Auschwitz-Birkenau, 1944-1945 (Periférica), de Odette Elina (1910-1991). Odette Elina era judía, comunista y pertenecía a la Resistencia. Fue detenida y llevada al lager. Escribió, y dibujó, lo que le sucedía, lo que veía, lo que pensaba. La primera edición se publicó en Bourges, en 1948.
"Resulta difícil pensar en alguien cuando no sabemos donde se encuentra." Y: "Los perros están amaestrados para modernos, y ladran alrededor. Todo está en mantener el ritmo, en no abandonarse, en no caer (...) Ya no puedo correr, han soltado a los perros detrás de nosotras. No puedo más. Qué más da acabar de esta forma o de otra." Y: "No sólo los ancianos, también los niños judíos eran quemados junto a sus madres al llegar al Campo."

Toulouse
Teníamos planeado este viaje a Toulouse hace tiempo, pero ahora tiene todavía más interés: visitar Fiac, el "paraíso perdido" de Odette Elina, a cuarenta kilómetros de Toulouse. Visitar Fiac, 600 habitantes, y saber algo más de Odette Elina; y si no conseguía saber nada, intentar hacerme no sé cómo con una primera edición de Sin flores ni coronas. Encontrar, al fin y al cabo, una historia que contar.

SIN FLORES NI CORONAS en PÚBLICO

Ayer sábado en Público excelente reseña de nuestro último lanzamiento (la estremecedora memoir de Odette Elina) bajo el título "La docilidad resistente de Sin flores ni coronas". Excelente, decíamos, no por lo elogiosa, sino por las "claves" que ofrecía su autor, Carlos Pardo. Claves no sólo para analizar, para leer, este libro, sino muchos otros. Aquí las tenéis:

En síntesis
Lo normal sería decir que la lectura de este libro debería ser obligatoria en los colegios. Cada crónica que recuperamos -y aún aparecen nuevos textos- de los campos de exterminio nazis y del Gulag soviético, debería serlo: hablan del ser humano llevado al límite de la inhumanidad, cuentan precisamente eso que escapa a lo "comunicable" porque no entra en nuestras ideas de la vida. "Lirimos y barbarie" se ha dicho del hermoso libro de Odette Elina, un duro testimonio sin etiquetas.

La autora
La militante comunista de origen judía Odette Elina (París 1910-1991), pintora, escritora y figura central de la resistencia francesa, fue arrestada por la Gestapo y enviada a Auschwitz en 1944. Tras la liberación dio testimonio de los campos y luchó por una justicia social que rebasaba la experiencia del holocausto. Su vida es un ejemplo de lucidez equilibrada allí donde el equilibrio se hace necesario. Secretaria francesa del Comité Internacional de Auschwitz (entre 1956-67) a su muerte legó sus bienes al PC francés.

Comentario
La narración verdadera de los hechos no existe. No hay una manera de contar sin estilo lo que está sucediendo. El estilo es, sobre todo, una cuestión ética, y tiene que ver con dos estrategias: la distancia y el montaje. ¿Cuánto se tiene que separar un ser humano del horror de los capos de exterminio nazi, cuánto tiene que esperar para poder contarlo con unas palabras que den una mínima medida del sufrimiento? ¿Y cómo debe ordenar unos hechos que se han vivido con una absoluta falta de sentido? ¿Debe acoplarse al orden racional de una historia, con principio y final? Odette Elina no esperó más que unos meses para poder anotar las impresiones de lo que acababa de vivir en Auschwitz, y lo hizo con una escritura limpia, desafecta, ajena a lo que entendemos por género literario.
Estos breves fragmentos en los que aparecen las ruindades y superviviencias de los prisioneros, el milagro de encontrar un jersey enterrado para quien sobrevive el invierno polaco con un jirón de tela o de hablar de Shakespeare con otra prisionera, pueden ser prosa o poesía, pero son sobre todo imágenes imborrables. Tituladas con una fecha o el sencillo nombre de una amiga (Marie) o de un niño (Olek) son también el hilo que ata a la vida. Es quizá la cualidad de esta escritura resistente que se ha llamado de pintor -algunos de los dibujos de Elina acompañana la preciosa edición-, capaz de conservar en pie un precario edificio moral entre víctimas que se convierten en verdugos. El estado de excepción no termina al salir de los campos.

SIN FLORES NI CORONAS en LEVANTE

El pasado viernes aparecía esta reseña de Sin flores ni coronas en el suplemento Postdata del diario valenciano Levante. La firmaba Manuel Arranz:


Hay libros que no deberían de haberse escrito nunca. Son, precisamente, los libros más necesarios. Los que conservan la memoria y dignifican a la literatura. Libros que sus autores afrontan en cierto modo para poder seguir viviendo entre los demás hombres y mujeres. Libros escritos por amor a la verdad y por amor a la vida. Los libros de Primo Levi son de esta clase de libros. También los de Jean Amery. Y los bellísimos y sobrecogedores relatos Calle Ordener, calle Labat de Sarah Kofman (Cuatro Ediciones,
2003), Oh vosotros, hermanos humanos de Albert Cohen (Losada, 2004), y este Sin flores ni coronas de Odette Elina que acaba de publicar la editorial Periférica con su sobriedad y buen gusto habituales, a la que tenemos que agradecer además que se haya sumado al empeño por rescatar un texto y a una autora que lo merecen con creces.
En 1981, casi cuarenta años después de su primera edición, Odette Elina se decidió a reeditar su testimonio, porque el nazismo, dice entonces, nunca ha dejado de existir. Sin flores ni coronas (el título lo dice todo) son los recuerdos de casi un año pasado en Auschwitz después de su detención por la Gestapo a consecuencia de una delación, escritos al poco tiempo de ser liberada por los rusos en 1945. Son unos recuerdos emocionantes y sobrecogedores de una mujer con mirada de pintora que sigue creyendo en la humanidad. Y lo primero que hay que decir es que a Odette Elina, como a la mayoría de aquellos que han relatado experiencias similares, le asombran y conturban tanto los inhumanos comportamientos de los verdugos como los de las víctimas; aunque no olvida nunca que unos y otros tienen distintas razones, distintas causas, distintas motivaciones. Sin flores ni coronas es al mismo tiempo una refutación de la pérfida teoría, poco consoladora por lo demás, de que todos somos culpables, todos capaces de los mayores crímenes y de los mayores sacrificios.
Pero tal vez lo que más llame la atención en estas páginas sea la ausencia total de dramatismo. Dicho de otro modo, el dramatismo está en los hechos, no en el estilo. Hechos, algunos «siniestramente cómicos», como el calzado desparejado que se entrega a las reclusas, que la autora relata como si estuviera pintando a mano alzada, como esos dibujos escuetos y despojados con que ella misma ilustró su libro, porque la verdad no necesita de muchas florituras, y cuanto más escueta y desnuda se muestra, más hermosa y necesaria es.
Odette Elina nació en París en 1910. Desde 1940 perteneció a la Resistencia en la que ocupó distintos cargos de responsabilidad, hasta su detención en septiembre de 1943, acusada de ayudar a los judíos y a los extranjeros y de ocultar armas. Después de la liberación dedicaría toda su vida a dar testimonio de la deportación. Miembro de varias organizaciones de deportados, oficial de la Legión de Honor y secretaria francesa del Comité Internacional de Auschwitz, Sin flores ni coronas no fue tal vez más que el primero de esos testimonios. A pesar de su enorme belleza, el libro pasó prácticamente desapercibido tanto en su primera edición de 1945 como en la segunda de 1981. Hubo que esperar a 2003 para que, gracias a una adaptación para el teatro representada en el festival de Avignon, saliera definitivamente del ostracismo. Odette Elina murió en 1991.
Sin flores ni coronas está escrito a modo de instantáneas sobre la vida diaria en Auschwitz: la llegada, la ducha, el jersey, el pañuelo, las compañeras, una frase, un gesto, todas esas cosas y otras muchas encierran un recuerdo que Odette se limita a fijar en unas pocas líneas, con las que logra transmitirnos tanto la atmósfera del campo como el estado de ánimo de las mujeres confinadas en él, incluido, por supuesto, el suyo propio. La vida en el Campo no era una verdadera vida, no hace falta decirlo. Como mucho una imitación de la vida. Pero en esa imitación había en ocasiones más humanidad que en la vida misma. Y también, claro está, todo lo contrario. En la humillación de las víctimas hay grados que los verdugos aprenden casi por instinto. Primero se las priva de la libertad, luego de la dignidad, y finalmente de la esperanza. Esto tal vez explique la pasividad de las víctimas de los campos que tanto ha dado que hablar. Tal vez explique por qué los judíos no se revelaban, por qué no atacaban a sus verdugos, por qué incluso colaboraban en ocasiones con ellos. Y es que sin duda es posible reaccionar cuando se ha perdido la libertad. Tal vez incluso cuando se ha perdido la dignidad. Pero cuando se ha perdido la esperanza es poco probable que queden fuerzas para nada. Claro que los verdugos no contaron con que la esperanza, por su misma naturaleza, nunca se pierde del todo.
En un determinado momento de su cautiverio Odette consigue un pañuelo, un gran pañuelo de batista que cambió por dos raciones de pan, un gran lujo en el Campo que hay que proteger como un tesoro para evitar que te lo roben. «Emplearé trucos de apache para conservarlo. Si consigo regresar, será el símbolo de mi tenacidad». Y lo logró, logró conservar su precioso pañuelo de batista, y cuando en septiembre de 1945 volvió por fin a Francia escribió este bello, intenso y estremecedor libro. Lo escribió para no olvidar, y para que nosotros tampoco olvidáramos, porque «a la larga, los recuerdos se deforman, se edulcoran o se dramatizan, y se alejan siempre de la verdad».



Manuel Arranz

LOS NUEVOS SELLOS INDEPENDIENTES en EL PAÍS

"El sutil arte de cazar lectores." Así se titulaba el reportaje ("Editar en los márgenes") que José Andrés Rojo firmaba el pasado día 2 en las páginas de cultura de El País.

Los nuevos sellos independientes reclaman su lugar en el mercado. Les unen el mimo, la vocación literaria y un espíritu marginal patente ya desde sus nombres

Hay datos suficientes para alarmarse. Algunos sostienen que el libro ha perdido ya su prestigio como camino privilegiado para llegar al conocimiento. Como entretenimiento, tiene demasiados rivales, y las nuevas tecnologías facilitan cada vez más el acceso a los contenidos audiovisuales. El lamento sobre el descenso de lectores viene de lejos y, periódicamente, un nuevo soporte tecnológico (ahora es el Kindle) amenaza al tradicional, el que está hecho de páginas. Con ese panorama, ¿hay alguien que pueda explicar la consolidación de tantos proyectos editoriales independientes en España? Un dato del reciente informe sobre la producción editorial de 2007, hecho por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revela que la tirada media de los casi 64.000 títulos publicados es de 3.111 ejemplares. Tiradas menores, búsqueda de lectores concretos. Lo pequeño se impone.
Buena prueba de ello son las editoriales convocadas para este reportaje. Sus catálogos rigurosos, la presentación elaborada y pasión por el oficio les unen. No sólo eso. Son tantos los nuevos y pequeños editores que el criterio para elegirlos ha sido en esta ocasión su nombre. Periférica, Minúscula, Libros del Asteroide... Todas comparten desde su bautismo un campo semático que remite a lo marginal.
"Conservamos intacta nuestra confianza absoluta en la potencia explosiva de la palabra escrita cuando entra en resonancia con la experiencia vivida", dice Amador Fernández Savater. Es uno de los amigos que pusieron en marcha Acuarela (se fundó en 1999, ha publicado 28 títulos y da nombre también a un sello discográfico, una revista y un grupo de música), que ahora trabaja con la editorial Antonio Machado. No Irish, No Blacks, No Dogs, de Johnny Rotten (Sex Pistols) resume lo que persiguen: "Un relato en primera persona, una crítica radical de lo existente, una invitación a experimentar sin miedo fuera de lo conocido...". "Preferimos proponer libros sin recurrir a estridencias, casi en voz baja", comenta Valeria Bergali, de Minúscula (2000; 40 títulos). "Esto no significa que renunciemos a ser ambiciosos". Lo han sido. En su catálogo hay perlas como LTI. La lengua del Tercer Reich, de Victor Klemperer, o Las ciudades blancas, de Joseph Roth, e irán publicando los seis volúmenes de Relatos de Kolimá, de Varlam Shalámov.
Además de algunas editoriales independientes que ya han hecho historia como Anagrama, Tusquets o PreTextos, desde hace unos años hay otras muchas que se lanzan a la batalla del libro. Lengua de Trapo fue una de las primeras de esta nueva hornada. Le siguió Páginas de Espuma, y luego llegó el aluvión: Gadir, Nórdica, Barataria, Bartleby, Ediciones del Viento, Laetoli, Menoscuarto, Candaya, Global Rhythm, Cabaret Voltaire, Rey Lear, Melusina, Berenice, KRK, Bassarai, Abada, Katz, Marbot... En este mundo hace falta pasión, pero también importa hacerlo bien.
Es el caso de Libros del Asteroide (2005; 34 títulos), que consiguió poner en el mapa a un escritor como Robertson Davies con su Trilogía de Deptford y que, entre los españoles, ha rescatado El maestro Juan Martínez que estaba
allí
, de Manuel Chaves Nogales. "Rechazamos deliberadamente que lo nuevo sea necesariamente un valor en sí mismo y por eso proponemos libros que ya han sido leídos y disfrutados por multitud de lectores en otros países", explica Luis Solano. "Son las pequeñas editoriales las que menos libros malos publican", afirma Julián Rodríguez, de Periférica (2006; 24 títulos). "Porque su programación es tan corta que pueden elegir sólo lo mejor, lo más interesante, y porque su prestigio, aún en vías de consolidación, se fundamenta en la calidad constante". Enrique Redel, de Impedimenta (2007; 10 títulos), insiste en una idea que comparten todos: "El culto por la estética es una especie de signo de los tiempos, y no somos ajenos a él. Creo que es por eso por lo que la mayoría de las nuevas editoriales cuidamos hasta la exasperación nuestra imagen de cara al público".
Y entonces, llegamos a sus nombres. Porque desde ahí ya muchos definen el terreno que pisan. "Periférico como autónomo", explica Julián Rodríguez recordando a Leonardo Sciascia, "es decir, como dueño de su propio destino". Santiago Tobón, de Sexto Piso (2002; 65 títulos), lo cuenta así: "El nombre es una combinación entre una idea muy clara que siempre tuvimos del logo (un sujeto lanzándose desde un edificio) y una muletilla que utilizamos desde hace años entre nosotros: 'Prefiero lanzarme de un sexto piso a...'. La intención de búsqueda permanente del riesgo implica emprender proyectos basados en el gusto y en la calidad literaria".
Cierto espíritu suicida igual es necesario, pero la juventud de los proyectos, y de los propios editores, revela que sigue habiendo un público interesado en leer. Las tiradas de las primeras ediciones van de los 1.000 ejemplares a los 5.000 (en contados casos). La aventura es casi la de salir a buscar uno a uno a los lectores. Enrique Redel (Impedimenta) reconoce haber editado "rarezas" y "exquisiteces", pero celebra haber apostado por los cuentos de Andrés Ibáñez. En Periférica el abanico es más amplio: clásicos y contemporáneos y una apuesta decidida por autores latinoamericanos desconocidos (Carlos Labbé, Yuri Herrera...), aunque sus cifras de venta sean "ruinosas". De la variedad de caminos que explora da idea su exitoso empeño en dar a conocer las novelas del serbio Goran Petrovic y arriesgar con títulos como Memorias de un enfermo de nervios, de Daniel Paul Schreber.
"¿Quién le compra hoy a su hijo una enciclopedia en papel?", se pregunta Solano (Asteroide), que considera que el libro ha perdido la batalla "por ser el primer transmisor de cultura". Pero no ve mal el momento editorial de nuestro país: "Se leen más libros, de más calidad y mejor editados que nunca". Julián Rodríguez apunta a otro sitio: "Hemos nacido en una época donde podemos ser editores sin ser ricos". Lo permiten las nuevas tecnologías.
Eso sí, al libro electrónico no le tienen mucho temor. "El libro es muy práctico, está por demostrar que pueda haber algo mejor que el libro... para lectores", dice Fernández Savater. Y Valeria Bergali: "El libro sobrevivirá, es casi perfecto. Y digo casi porque la perfección, dicen, no existe".

PROYECTOS DE PASADO en LA PROVINCIA de Las Palmas

El jueves pasado, el diario de Las Palmas Las provincias publicaba esta reseña: "Proyectos de pasado parece el título de un libro de temática fantástica y algo de eso hay en el debut en España de la escritora rumana Ana Blandiana, cuyos relatos, aparecidos en 1982, retratan la cara menos amable de su país. Si es cierto que más vale tarde que nunca, la más que tardía traducción de estos relatos al castellano debería entenderse como un inmenso motivo de alegría".

TRABAJOS DEL REINO en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA

El Periódico de Cataluña también publicaba su lista para Sant Jordi, en la que incluía Trabajos del reino: "Lobo, un chico marginal que se dedica a componer corridos se adentra en el mundo del narcotráfico al quedar embelesado por un capo. En su primera novela, para la que frecuentó los bares con músicos de Ciudad Juárez, el mexicano Yuri Herrera usa el lenguaje popular de su país y profundiza en la psicología de unos personajes para abordar los conflictos entre el poder y el arte".

LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en LA VANGUARDIA

En el especial de Cultura/s del Día de Sant Jordi, La Vanguardia recomendaba una serie de libros, de diferentes géneros. Entre estos libros se encontraba uno de nuestros más secretos y a la vez admirados títulos (nos han escrito numerosos lectores anónimos, convertidos ya en fans de esta novela): La polilla y la herrumbre, de Mary Cholmondeley:
"Una pequeña joya de la ficción inglesa de principios del XX que encaja bien en la tradición de intriga psicológica cultivada por Jane Austen, E.M. Forster y Henry James. Una joven recibe de una mujer adulta el encargo de quemar una correspondencia comprometedora, y lleva la misión con tal celo que pierde a su prometido y pone en entredicho su reputación".