editorial periférica

01 junio 2008

PERIFÉRICA y LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Feria del Libro de Madrid. Algunos dicen que la feria de las ferias de este país... Parque del Retiro... Nos encontraréis en la caseta 161. Donde ya están presentes libros como Help a él, de Fogwill, que ayer sábado destacaban en ABC y El País, entre las apuestas para la Feria: "¿Cómo sería 'El Aleph' si no lo hubiera escrito Borges? Pues sería, ni más ni menos, Help a él, un juego de espejos que se mira en el texto original y cuya protagonista no es la Beatriz Viterbo borgeana, sino Vera Ortiz Beti. El argentino Rodolfo Enrique Fogwill (Los pichiciegos, Vivir afuera...) mezcla en su particular coctelera drogas, la guerra de las Malvinas y cuanto se le pone a tiro. Por si les sabe a poco, el volumen se completa con Sobre el arte de la novela".
Por su parte, Diego Gándara recomendaba el jueves también, en un amplio reportaje del suplemento de libros de La Razón sobre la Feria, este mismo título de Fogwill y Trabajos del reino, de Yuri Herrera. Y José Luis de Juan hacía lo propio en Diario de Mallorca, apostando por, según él, "un libro singular": de nuevo Help a él.

Enlace a reportaje de José Andrés Rojo en El País: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Latinoamerica/acababa/boom/elpepicul/20080531elpepicul_3/Tesacababa/boom/elpepicul/20080531elpepicul_3/Tes

Nace CONTEXTO (PERIFÉRICA en la FERIA DEL LIBRO DE MADRID)

Las jóvenes editoriales independientes Libros del Asteroide, Barataria, Global Rhythm, Impedimenta, Nórdica, Periférica y Sexto Piso acaban de crear la asociación CONTEXTO con el objetivo de promover conjuntamente sus catálogos y desarrollar, a través de muy diversas iniciativas, otros proyectos relacionados con el mundo editorial. Unidos por su carácter independiente y por la creación de fondos editoriales muy cuidados, estos sellos se han propuesto tejer una amplia red (sus sedes radican en puntos tan alejados como Barcelona, Madrid, Sevilla y Cáceres) que establezca una relación más directa y fluida entre editores, lectores, libreros, bibliotecas y medios de comunicación.
El primer paso consiste en la publicación de una revista bautizada con el nombre de la asociación: Contexto, que se presentará el próximo martes 3 de junio en la Librería-café La Buena Vida (Vergara, 10) de Madrid. Se trata de una revista de la que apenas existen precedentes en el mercado editorial español, concebida por los propios editores como una herramienta de comunicación con sus lectores y en la que se combinarán textos o informaciones inéditas sobre sus autores con información acerca de las novedades editoriales. Contexto, que tendrá una tirada superior a los 40.000 ejemplares, se distribuirá gratuitamente en las librerías y bibliotecas de España y será una plataforma en la que se ofrecerá el punto de vista del editor en sus apuestas de futuro.
Las siete editoriales comparten además una “caseta de casetas” en la Feria del Libro de Madrid, la número 161, en la que se expondrán tanto sus fondos como sus novedades, y en la que firmarán sus libros algunos de los autores de cada editorial. En dicha caseta estará a disposición de los lectores también el primer número de Contexto, que tras su presentación pública llegará al resto de España.
A esta iniciativa se sumarán posteriormente otras, como la organización de eventos sectoriales relacionados con el mundo del libro por la participación conjunta en ferias y congresos, el desarrollo de actividades de promoción conjuntas, o el establecimiento de mecanismos de colaboración estables que permitan compartir experiencias y defender intereses comunes.

LA PELIRROJA, de Fialho de Almeida, Premio de Traducción Giovanni Pontiero

La traducción de la, a nuestro parecer, impactante novela La pelirroja, escrita por el portugués Fialho de Almeida a finales del XIX y publicada por la editorial Periférica en versión al castellano de Antonio Sáez Delgado, ha sido galardonada recientemente con el prestigioso Premio de Traducción Giovanni Pontiero, concedido por la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto Camões de Portugal. Este galardón es, sin duda, uno de los premios de traducción más importantes que se conceden en España, y han sido merecedores de él hasta ahora las traducciones al castellano o al catalán de obras tan relevantes como El libro del desasosiego (Fernando Pessoa), El manual dels inquisidors (António Lobo Antunes), Nocturno mediodía: antología poética (Sofia de Melo Breyner) o El testamento del señor Napumoceno (Germano Almeida). Supone también este galardón el reconocimiento a una esforzada tarea por ofrecer desde Periférica las mejores traducciones posibles de autores fundamentales en sus países de origen. Aunque algunos hayan sido "opacados" por el paso del tiempo, Periférica trata de organizar desde su fundación, hace ahora dos años, un catálogo orgánico en el que dichos autores convivan con otros nombres reconocidos sin discusión junto a nuevos autores procedentes tanto de las diferentes literaturas europeas como de Latinoamérica. Así, conviven en ese catálogo la rumana Ana Blandiana, las francesas Odette Elina y Valérie Mréjen, el portugués Paulo José Miranda, los franceses Jules Vallès, Antoine de Rivarol y Benjamin Constant, la inglesa Mary Cholmondeley...

La pelirroja, publicada por primera vez en 1878, cuenta la fascinante historia de una joven, hija de un enterrador, víctima de sus deseos de amor, prosperidad y pasiones. Es, sin duda, una de las novelas más singulares y a­tre­vidas, por su contenido erótico y su crítica social, de la li­­te­ra­tura portuguesa del xix, y fue la primera obra maestra, inédita en español hasta hoy, de Fialho de Almeida, cuyos libros producían en Fernando Pessoa, según nos cuenta en el Libro del desasosiego, «un placer intangible».
Algunos críticos consideran a Fialho el Dickens portugués, otros el reverso de Eça de Quei­roz, y todos, el mejor retratista de la Lisboa popular.
La Pelirroja fue definida, al ser rescatada en Portugal por la prestigiosa editorial Assírio & Alvim, como parte de una «histología social» similar a la que desarrollaría más tarde en sus novelas el también médico y escritor Louis-Ferdinand Céline.
«Será raro que el lector no mire con asombro la fecha de publicación de la novela, porque en estas páginas, todo lo decimonónicas que se quiera, hay una estimulante mezcla de furia y libertad de lenguaje, una necesidad de nombrar la realidad con total crudeza, que era desconocida en otras latitudes.» (Miguel Sánchez-Ostiz, Abc), «Con una maestría insólita, le casan los altos vuelos con el fogonazo chabacano. En estas páginas no se elude la tensión erótica, la explotación y la esperanza que acarrea el sexo en una sociedad hipócrita y corrupta; la pintura de la degradación de los pobres y el contraste con el escaparate de los ricos nunca es demagógica, sólo irrebatible.» (Miguel Bayón, El País)


José Valentim Fialho de Almeida nació en Vila de Frades en 1857. Estudió medicina en la Universidad de Lisboa y tuvo, según sus biógrafos, una vida llena de sinsabores debido a las dificultades económicas que sufrió su familia y que le obligaron a trabajar desde muy joven como ayudante de botica. Fue un excelente cronista de su tiempo y reflejó como pocos la miseria que tan bien conoció; a veces de un modo sarcátisco y cruel, pero sin olvidar nunca el sufrimiento de los demás. Todavía hoy se le considera un escritor clave para comprender la compleja transición de los siglos XIX al XX en Portugal. Tra­tó en su obra temas por lo general controvertidos, y muy adelantados a su época, muchos de ellos calificados de «morbosos». Renovador de la prosa portuguesa, introdujo, además, nu­me­rosos neologismos que pronto fueron adoptados por otros escritores. Murió en 1911.

El traductor de La pelirroja, Antonio Sáez Delgado (Cáceres, 1970), es profesor titular de la Universidad de Évora. Especialista en la literatura portuguesa del cambio del siglo XIX al XX y crítico de literatura portuguesa y brasileña en El País (Babelia), es autor de los ensayos Órficos y Ultraístas. Portugal y España en el diálogo de las primeras vanguardias literarias (1915-1925) (2000) y Adriano del Valle y Fernando Pessoa, apuntes de una amistad (2002). Ha traducido obras de, entre otros, Teixeira de Pascoaes, José Luís Peixoto o Manuel António Pina.

SIN FLORES NI CORONAS en ABC

Miguel Sánchez-Ostiz firmaba no hace mucho esta reseña en las páginas del suplemento cultural de ABC:

Sin flores ni coronas. Auschwitz-Birkenau, 1944-1945 es uno de esos libros sobre el mundo concentracional cuya lectura es difícil borrar de la memoria. No es uno más porque en ese asunto no cabe el «unomás». Todos son pocos. Su autora, Odette Elina (1910-1991), una joven militante comunista y oficial de la AS, el ejército secreto francés, fue detenida por la Gestapo como consecuencia de una denuncia anónima, en abril de 1944, y deportada como judía y resistente.
Un libro escrito para despertar en sus lectores, nacidos después de la Liberación, el horror del nazismo y «la esperanza en el porvenir del hombre». En ese sentido, Sin flores ni coronas es paralelo al memorable Especie humana, de su contemporáneo Robert Antelme. Un libro breve, descarnado más que escueto, contundente, sin retórica literaria, que rescata momentos esenciales de la vida en el «campo» que diesen cuenta de la degradación y la vileza a la que puede llegar en las víctimas el ejercicio del sometimiento humano extremo por parte de sus verdugos. Se habla poco de los verdugos. Aquí se habla más de las condiciones de ferocidad y sonambulismo de las víctimas.
Allí, en Auschwitz, el lugar de la rutina y la tristeza sin retorno, la espera de lamuerte que se desea no ya como un mal menor, sino como un bien apetecible, no hay otra ley que la de la supervivencia. La supervivencia material y física, y la rebelión ante la voluntad del aniquilamiento de todo aquello que nos hace personas: la ternura, la humanidad, la belleza para que el horror no lo disuelva todo. Una voluntad de supervivencia que la autora cifra en el aferrarse a un pañuelo sin otro objeto que el llevarlo como un guión de dignidad hasta la Liberación, y hasta mucho después, cuando el dolor corre el riesgo de hacerse humo.Un canto a la dignidad, a la fraternidad, a la esperanza de la recuperación de la condición humana.

SIN FLORES NI CORONAS en DIARIO VASCO

Felipe Juaristi firmaba en el suplemento del Diario Vasco de San Sebastián esta reseña de Sin flores ni coronas, titulada "Auschwitz-Birkenau":

Todos los países que han vivido una historia convulsa tienen una deuda con su pasado. Algunos tratan de eludir el pago. Otros lo cumplimentan inmediatamente, para que no se hable más del asunto. Ambas actitudes son, a mijuicio, nefastas para el esclarecimiento de la verdad. Sin ella no puede haber justicia, sino mistificación y falsificación de la memoria. Y la verdad hay que ir asimilándola en la medida en que va llegando, poco a poco.
En Francia hubo un momento en que se quiso vaciar el pasado: de allí fueron saliendo a tropel todas las historias que se quisieron ocultar y esconder. Vichy no fue, por lo visto, una excepción. Aparecieron testimonios, fragmentos de memorias, hilos con los que se pudo recomponer la historia pasada. Todorov habla de todo ello en su magnífico libro Frente al límite, donde analiza con su lucidez habitual el mundo formado por la red de campos de concentración.
Odette Elina estuvo en Auschwitz y sobrevivió. El superviviente es una categoría especial de resistente.
Le falta el pasado, porque murió junto a los demás. Sobrevivir es, de alguna manera, ser abandonado, transitar por otra senda, que no se acepta como la suya.
De ahí el dilema del superviviente; vive mientras que la mayoría de amigos y conocidos han muerto. Tal dilema llevó a Primo Levi, a Jean Améry, entre otros, a no aceptar su destino, a unirse con aquellos a quienes, en un momento, sobrevivieron.Odette Elina escribió Sin flores ni coronas con una finalidad concreta: «Cuando volví de Auschwitz, en 1945, sentía con tal intensidad lo que acababa de vivir que me resultaba imposible guardármelo sólo para mí. Lo consigné en las notas y dibujos que constituyen este libro». La autora poco habla de las razones por la que la enviaron a Auschwitz, pero retrata de forma única lo visto.
Mira y contempla, como se mira a la muerte, con ternura.

SIN FLORES NI CORONAS en LA VERDAD de Murcia

Ababol, suplemento de La Verdad, de Murcia, publicaba ayer esta reseña ("Entre el horror y la esperanza") de Sin flores ni coronas. La firmaba José Belmonte Serrano:

La literatura está llena de sorpresas. Y en ello, probablemente, reside su mayor encanto. Sorpresa para quienes jamás habíamos oído hablar de Odette Elina, pintora y, sobre todo, escritora francesa, nacida en París en 1910. Su origen judío le traería las mayores complicaciones. A partir de 1940 deja a un lado su cómoda y tranquila vida y decide entrar en contacto con la Resistencia. Fue, en primer lugar, enlace entre los escritores residentes en la zona sur. Ahí estaban, entre otros, François Mauriac y Louis Aragon. Fue la encargada de distribuir las armas entre los maquis, así como de coordinar la acción paramilitar. Todo un alarde de valor y patriotismo de primera hora que es cortado de raíz cuando es arrestada por la temible Gestapo. Fue sometida a torturas y encerrada en un campo de concentración.
Cuando volvió de Auschwitz, en 1945, decidió consignar en unas notas, acompañadas de unos cuantos dibujos, de una especial sutilidad pese a su esquematismo, todo lo que había vivido en esa desdichada etapa. La primera edición, de 1947, se agotó en poco tiempo. Pero sólo eran unos cuantos ejemplares. En noviembre de 1981, diez años antes de su muerte, Odette Elina accedió a editar nuevamente su obra amparada en la seguridad de que, a pesar de todo lo sucedido, aun hoy «el nazismo –que, en realidad, nunca ha dejado de existir– intenta imponerse por medio de la violencia y el crimen». La edición española, oportunamente sacada a la luz por la Editorial Periférica, con una espléndida traducción de Luis Eduardo Rivera, está dedicada a quienes aún no habían nacido en 1945. Y añade la autora: «Que este testimonio pueda despertar en ellos el horror al nazismo, pero también la esperanza en el porvenir del hombre». Y entre esos dos términos –el horror y la esperanza– se desarrolla una obra que, a pesar de ser conmovedora, no peca en absoluto del patetismo y la desesperación de otras muchas del mismo estilo. Para empezar, Odette Elina es una soberbia escritora que pone todo su empeño en ofrecer al lector un texto depurado, lleno de poesía. «La autora –nos advierte una de sus más firmes estudiosas, Sylvie Jedynak, autora del postfacio– consigue, efectivamente, conciliar lirismo y barbarie. Ironía y ternura también».

SIN FLORES NI CORONAS en LA VOZ DE GALICIA

Luís Pousa firmaba este reseña de Sin flores ni coronas en La Voz de Galicia el pasado 17 de mayo. El título era bien explícito: "Unas sobrecogedora crónica desde el epicentro del mal":

El mal ha sido desde siempre uno de los principales temas de los que se ha ocupado la literatura. Ahí están, por citar tan solo a uno de los grandes, las tragedias de Shakespeare, que bordó como pocos las andanzas de algunos inolvidables malvados (reales y de ficción). Pero hay un momento en la historia en que el mal alcanza la altura de lo absoluto. Ese mal absoluto se llama Auschwitz y lo que ocurrió allí, y en los otros campos de exterminio, ya solamente se puede contar desde el testimonio de los que lograron sobrevivir al horror infinito concienzudamente desatado por el nazismo y por la sociedad que lo nutrió. La ficción poco puede hacer ante la realidad de un abismo sin límites.
Porque, como han subrayado Camus y otros intelectuales, cuando hayan desaparecido los últimos testigos directos del Holocausto, únicamente nos podremos aferrar a textos como este sobrecogedor Sin flores ni coronas (editorial Periférica).
Con una prosa cruda, Odette Elina —judía y miembro de la Resistencia— relata en estas estremecedoras páginas su estancia en Auschwitz y cómo pudo ir sorteando los hornos crematorios, el hambre, el frío, la enfermedad y la locura. A partir de breves y contundentes fragmentos de texto e ilustraciones de la propia autora, el libro alza un devastador testimonio de la rutina en el epicentro de la barbarie humana: la lucha por la supervivencia y las relaciones con sus compañeras de barracón, el valor incalculable que un simple trozo de tela adquiría en aquel infierno, las labores cotidianas, su paso por la enfermería, o la llegada, finalmente, de los rusos al campo. Sin concesiones al morbo o al sentimentalismo, Odette Elina es capaz de contar en unas líneas hasta dónde puede llegar el horror: «Sería un día mucho más triste de lo que habíamos previsto. Debíamos conducir hasta Auschwitz cien carritos de bebé.
»Los había de todo tipo. Grandes, bajos, viejos, modernos, bonitos, pobres. Pero aún guardaban la tibieza de los bebés que habían cobijado y que acababan de ser quemados. [...]
»Para hacer aquel trayecto habían elegido a cien mujeres. [...]
»Cien mujeres tocaron el fondodel desamparo y de la desesperación».

Un testimonio demoledor.

SIN FLORES NI CORONAS en DIARIO CÓRDOBA, en LA PROVINCIA de Las Palmas y en CALLE 20

Tres pequeñas reseñas a propósito de uno de nuestros títulos más queridos, Sin flores ni coronas, de Odette Elina:

El suplemento del Diario Córdoba lo destacaba hace una semana con estas palabras: "Odette Elina, judía, miembro de la Resistencia desde 1940, arrestada por la Gestapo y enviada a Auschwitz, ofrece su testimonio como superviviente de los hornos crematorios y su verdad comprometida con las víctimas. Aunque por encima de ello, es una obra sobre el poder consolador del amor y la cultura". Y en el diario de Las Palmas La provincia, bajo el título "El horror de Auschwitz", estas otras: "En tiempos en que la buena literatura apenas se hace notar entre tanta modernidad, este libro de Odette Elina sobre el horror de Auschwitz compensa y estimula. Sin flores ni coronas es una obra de despiadada crueldad, pero también plena de emotiviidad y de compasión. No se dejen engañar por su apariencia ligera, su contenido hacer reflexionar sobre las encrucijadas de la condición humana.
Por último, Elena Medel en la revista gratuita del diario 20 minutos, Calle 20: "Judía y comunista, Elina sobrevivió a los campos de concentración. Merece la pena asombrarse con el coraje y optimismo de este libro: un pañuelo rojo de batista, los golpes superados, el primer cigarrillo después de la liberación, las compañeras a las que jamás volveremos a ver... Si Adorno cuestionaba la posibilidad de escribir tras Auschwitz, agradecemos a Elina que contara el horror en tiempo real".

LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Alfonso Vázquez firmaba en las páginas de libros de La Opinión de Málaga este reseña:

"Siempre me fascinaron libros como Red Pottage o La polilla y la herrumbre, porque sus mujeres tenían todas algo de las mujeres reales que yo me encontraba cuando salía de mi ambiente, y por las que tanta curiosidad sentía", comentaba Virginia Woolf. La británica Mary Cholmondeley (1859-1925) publicó La polilla y la herrumbre en 1012, una novela corta que nunca se tradujo al castellano. Periférica acaba de publicarla al española, con toda la carga irónica y despiadada intacta. De la escritora británica dijeron en su día que era "la nueva Jane Austen". Su vida guarda muchos paralelismos con la de la autora de Sentido y sensibilidad. Cholmondeley utilizó sus novelas como escapatoria de una vida monótona y aburrida, retratando con acierto los conflictos de las clases altas, en una Inglaterra que empieza a abandonar el 'clasicismo'.
La polilla y la herrumbre tiene un comienzo magistral. La autora, hija de un vicario, comienza la obra con el aburridísimo sermón de un vicario inglés, en una remota población de la Inglaterra rural. La escena le sirve para presentar a los personajes de este drama romántico en el que el verdadero protagonista es la verdad y las consecuencias que conlleva el defenderla, valga la redundancia, "hasta las últimas consencuencias".
Cholmondeley consigue retratar a unos personajes con gran carga psicológica. Las dos mujeres protagonistas, Anne y Janet, son admirables, tan admirables que a la novelista caribeña Jane Rhys le provocaron la siguiente reflexión: "Me preguntaba a menudo sobre la verdad y el amor, y durante algún tiempo estuve obsesionada con ser como aquellas dos protagonistas de La polilla y la herrumbre, la novela de Mary Cholmondeley: unas veces Janet, otras Anne; unas veces ingenua pero honesta, otras llena de generosidad, fortaleza y claridad".
Y podemos seguir comparándola con Austen, pues Cholmondeley no se limita a diálogos ingeniosos sobre la lucha de sexos y de clases. A la profundidad psicológica de sus personajes se suman unas descripciones concisas, capaces de dibujar grandes cuadros al lector: "Aquí había indicios de una contienda atraoz, como si la habitación se hubiera defendido de su cita con la muerte y únicamente hubiera quedado sometida a ella tras un espantoso combate". Estas mujeres 'alejadas del ambiente social' de Virginia Woolf ejercen una gran atracción. Es de esperar que Periférica siga sacando al mercado español estas joyas olvidadas de una escritora poco conocida en nuestro país, pero que en novelas como La polilla y la herrumbre hizo un buen trabajo.

LA POLILLA Y LA HERRUMBRE en QUÉ LEER

"Enredo entre aristócratas" es el título de la reseña que Carles Barba firmaba, a propósito de La polilla y la herrumbre, de Mary Cholmondeley, en el Qué leer del mes pasado:

Quien se acerque a este libro puede pegar un respingo inicial ante el nombre de su autora: "¿Mary Chol... qué?". En cuanto lea las dos primeras páginas, garantizamos que se tranquilizará. Estamos en un microescenario rural, en la campiña inglesa, entre vicarios y señoritas casaderas. Estamos, en suma, en esa veta de la novela británica que arranca con Jane Austen, sigue con las Brönte y George Eliot, es retomada por E.M. Forster y produce todavía excelentes pastiches en manos de L.P. Hartley en El mensajero o de Ian McEwan en Expiación. La polilla y la herrumbre es, dentro de esa línea, una nouvelle redonda, una pieza de cámara exquisitamente orquestada, en la que se confrontan dos familias de la rancia aristocracia, los Trefusis y los Varney, con dos hermanos de la clase media (Janet y Fred Black: ella, una belleza; él, un truhán) y con un millonario hecho a sí mismo (Stephan Vanbrunt), cuyo dinero no siempre le abre las puertas de la alta sociedad.
Todo comienza cuando Janet es convocado por una amiga, Cuckoo Brandt, quien en le lecho de muerte le pide un favor muy especial, que ha de mantener en secreto. El cumplimiento de este juramento pondrá a la chica en falso ante su hermano, ante su prometido y ante la sociedad en general.
A través de un enredo y de sus consencuencias, Cholmondeley sumerge al lector en un clima de densísimo voltaje emocional, y se revela, de paso, como una extraordinaria anatomista del amor y una agudísima conocedora de la psique humana.

TRABAJOS DEL REINO reseñado en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA

Jaime Rodriguez Z. firmaba hace unos días esta reseña de Trabajos del reino en El Periódico de Cataluña:

Poder y narcocorrido
Trabajos del reino, el impecable debut literario de Yuri Herrera (México, 1970), relata la historia de Lobo, un sombrío intérprete de corridos de la frontera mexicana que es súbitamente reclutado como compositor personal de un capo del narcotráfico.
Lejos de recurrir a una puesta en escena maniquea –a muchos les resultaría tentador privilegiar las dimensiones espectaculares del tema– Herrera logra construir una perfecta alegoría del poder retratándolo en su forma más atemporal, seductora y corrupta: la corte. Lobo se convertirá así en el Artista de este microcosmos en el que conviven personajes como la Bruja, el Heredero, el Padre, todos bajo la sombra alargada de el Rey.
Su habilidad para extraer arquetipos de hechos y situaciones tan mediáticas como los que se cuentan –recuérdese que el narcocorrido es un popularísimo género musical mexicano y que casi todos sus grandes éxitos pueden encontrarse, por ejemplo, en Youtube– mediante la eliminación de nombres propios y de descripciones detalladas, la utilización de un lenguaje cargado de poesía y argot, y las dimensiones épicas y trágicas que alcanza, hacen de esta una obra notable cuya perspectiva y profundidad recuerda por momentos a ese monumento a la abyección que es El enano, de Par Lagerkvist.
Como el retorcido acondroplásico creado por el sueco, el Artista ocupa el lugar reservado al bufón de la corte, pero a diferencia de este, es precisamente su condición de marginal entre los marginales la que finalmente lo libra de un destino más trágico que el de volver al anonimato del «mirar las paredes y sentir como le crecían las palabras».
Trabajos del reino fue publicado originalmente en México en el año 2004 y obtuvo en su momento el Premio Binacional de Novela Border of words / Frontera de palabras (Estados Unidos-México). Se esperan nuevos trabajos.

TRABAJOS DEL REINO en M25

El quincenal gratuito M25 destacaba recientemente en su sección de libros Los trabajos del reino, de Yuri Herrera:

Lobo es un cantante de corridos que se gana la vida con su acordeón. Malvive gracias a las pocas monedas que le sueltan en las terrazas. Un día todo cambia porque Lobo se topa con el Rey, un capo de la droga que le incorpora a su corte.
"Él sabía de sangre, y vio que la suya era distinta. Se notaba en el modo en el que el hombre llenaba el espacio, sin emergencia y con un aire de saberlo todo, como si estuviera hecho de hilos más finos."
Yuri Herrera nos trae una novela corta, con un lenguaje espléndido. Un excelente debut que narra una historia que podría estar ocurriendo ahora mismo, en cualquier cártel del narcotráfico. Una fábula sobre la corrupción del arte y el poder efímero. Un libro que merece la pena.

HELP A ÉL de nuevo en LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Después del cercamiento, hace ya meses, de Guillermo Busutil a Help a él en un extenso artículo a página completa, el mismo periódico, La Opinión de Málaga, le dedica al libro de Fogwill una reseña firmada por Javier García Recio. Con el titulo "Delirios de un narrador peculiar".

Llega a España, de la mano de Periférica la última novelita (por su extensión) del argentino Fogwill, que reza así, sólo con el apellido, sin el nombre, Rodolfo. Una rareza más de este escritor que es una rareza en todos los sentidos, con una extraña mezcla de excentricidad y cinismo poco común que le apuntan destellos de genialidad.
Quizá su condición de argentino, licenciado en Sociología y proveniente del mundo del marketing y la publicidad conformen los elementos suficientes de un cóctel literario sin duda diferente, singular y extravagante y que puede resolver muchas claves del pintoresco estilo de este escritor.
Por eso en Help a él, su última novela, pero quizá la que sirva de inicio a muchos lectores españoles para conocer a este escritor argentino, el argumento es lo de menos. Prima aquí la forma original de escribir. Es la forma en que va escupiendo un argumento convulso, lo que al final le queda al lector que difícilmente, una vez haya leído el texto, sepa dar fe de la trama narrativa que queda envuelta en su interior.
Pero al final de todo Fogwill no puede maquinaria que guía todo el mundo de la ficción literaria. Por eso Help a él es una novela de amor y de guerra. Con el telón de fondo de la guerra de Las Malvinas, la novela relata las elucubraciones de un periodista tras conocer la muerte de su antigua amante y a partir de ahí abre la puerta a un mundo que se mueve sobre una degeneración mental y da paso a un viaje al pasado donde las drogas y el sexo duro, de alto voltaje, encuentran un camino de lucidez en la pluma de Fogwill, que viaja con su pluma al otro lado de su espejo para darse la vuelta como un calcetín. Sin duda el argentino es un escritor en cierto modo inclasificable y hace méritos para que sea así. En todo caso sus textos no dejan indiferentes y mas allá de sus excentricidad alimentan sueños, ficciones, deseos y esperanzas que son el motor de muchas personas.

HELP A ÉL en ABC

Jorge/Jordi Carrión firmaba este interesante reseña de Help a él hace unas semanas. Fue en el suplemento cultural del diario ABC.

¿Qué se fumaba Borges?
El título de esta reseña no es una provocación. Es la pregunta que mejor resume la intención del escritor argentino Fogwill (Buenos Aires, 1941) en “Help a él”, una nouvelle basada en “El Aleph”. Desde el título tenemos la clave de la intervención: el de Fogwill es un anagrama del borgeano, un juego, una inversión; y al mismo tiempo un trabajo de énfasis en la perspectiva de género. El Borges personaje, es sabido, se obsesiona con Beatriz Viterbo, a quien observa desde la perspectiva de Dante: de hecho, en la descripción de las fotografías de la amada y en la visión del aleph, Borges utiliza la misma técnica que en su ensayo dantesco sobre Beatriz en el Cielo. Su relación es neoplatónica, frígida; tan sólo en las cartas que le dirigía a su primo Carlos descubrirá el personaje Borges cierta “obscenidad”. El narrador de Fogwill, en cambio, se folla a la donna angelicata, la odia, la ama, se caga en ella. Es amado.
“Help a él” es un remake. Un remake que procede fielmente: copia y versiona la estructura profunda del cuento de Borges, pero cambia radicalmente su sentido, mediante una estrategia de apropiación, que en el caso que nos ocupa es siempre de subversión y de actualización. Fogwill, irreverente, maldito, conduce la figura de Beatriz Viterbo hacia su propio universo de literatura, drogas, sexo, enfermedad y rock and roll.


Goce excesivo
La inyección de masturbación, coprofilia, sadomasoquismo e inversiones varias; las dosis de píldoras de historia (la guerra de Malvinas, el papel de la burguesía y de su insoportable superficialidad en el contexto de la dictadura); el consumo de hongos y drogas diversas, que convierten la visión del aleph en una experiencia alucinatoria provocada por la ingestión de un jarabe (donde lo visual borgeano deviene multisensorial e hipercarnal fogwilliano); el remix de Fogwill, en fin, en su remake fragmentario basado en el goce excesivo, en la saturación perversa y libidinal del original asexuado, hacen de la obra uno de los más interesantes ejercicios de parricidio textual que conozco, una demostración de que se puede escribir después de Borges sin ser borgeano.
Se completa con “Sobre el arte de la novela”, que precisamente habla de la muerte de la madre. Se trata de una suerte de poética entreverada con dos ficciones que tienen en común la decrepitud de la figura materna. La primera es totalmente ficcional; la segunda, en cambio, se adivina autoficcional. Las historias van y vienen entre los párrafos dedicados a la reflexión de altura sobre la episteme del novelar. El modo de decir es un modo de saber y la flexión y la reflexión sobre esas maneras (“en estos tiempos tan difíciles, en los que las historias transcurren siempre fuera de las novelas”) deben conducir al escritor a conocer a fondo los mecanismos del interior del texto, su moderación.

Pauta y ritmo
Precisamente siguiendo ese concepto de la escritura como moderación, es sorprendente y desafiante el uso aparentemente inmoderado –pero calculado con astucia– del pleonasmo, que se convierte en la pauta y el ritmo de “Sobre el arte de la novela” desde el mismo título. Obviamente: la novela, en tanto que literatura, es arte. Las primeras palabras constituyen otra redundancia: “Las viejas madres” (en Argentina “la vieja” es la madre), que no será la última. “Día de la semana”, “soñó sueños”, “no supo a quién llamar. ¿A quién llamar?” y otros ejemplos demuestran que Fogwill utiliza la redundancia como uno de esos mecanismos internos que dotan de coherencia y de swing el artefacto ficcional.
Si se tiene en cuenta que la torsión del lenguaje marca el final de “Help a él” y el principio de “Sobre el arte…”, se podría decir que ésta actúa como bisagra entre dos textos complementarios. También el pleonasmo podría ser esa bisagra: las dos nouvelles hablan sobre la muerte de nuestros mayores, tienen el mismo trasfondo histórico (la guerra y la insoportable levedad burguesa) y, de hecho, se pueden leer como dos versiones contemporáneas (1982) de una misma preocupación. El cóctel de las drogas, la muerte y la huida, en ambos casos, con el telón de fondo de Malvinas, comunican cierta sensación de culpa. Una culpa que el narrador elabora confusamente, como si sus demonios y su arte lucharan sobre su escritorio como lo hacen los personajes con sus fantasmas femeninos (la amada, la madre, la guerra, la literatura).