Rivarol en LA VANGUARDIA
Ayer, el redactor jefe de Cultura de La Vanguardia, Llàtzer Moix, dedicaba su columna habitual de los domingos a la aparición, por primera vez en español, de Pensamientos y rivarolianas.Habla Rivarol
LLÀTZER MOIX - 28/05/2006 "El ingenio malvado y el buen corazón: ésta es la mejor especie de hombres". Lo dijo, como si pintara su autorretrato, Antoine de Rivarol, escritor francés del XVIII cuyas ideas se publican ahora en castellano, doscientos años después de ser formuladas. El milagro se produce gracias a Periférica, una joven -debutó en abril- editorial cacereña que mañana pone a la venta Pensamientos y rivarolianas.En este tomito se reúne una selección de aforismos y epigramas del citado autor tan breve como sustanciosa. A menudo, el debate político actual se ve reducido a un cruce de insidias e insultos, pronunciados por ignorantes, matarifes o inválidos de la oratoria. Cuesta creer, por tanto, que las cortes, parlamentos y salones de otras épocas fueran templos donde se rendía culto al verbo inteligente. Y, sin embargo, así fue. Durante los siglos XVII y XVIII, según nos recuerda Luis Eduardo Rivera en el prólogo del libro comentado, el duelo de agudeza verbal y de ingenio brilló como un deporte de elite en los salones europeos. Entre los atletas de esta especialidad destacó Rivarol, coetáneo y amigo de Voltaire, Chamfort o Chateaubriand. Sus pensamientos revelan siempre a un profundo conocedor del alma humana y, sobre todo, a un as del estilete, que escribe de modo conciso y transparente, guiado por un humor feroz. "La razón se compone de verdades que deben decirse y de verdades que deben callarse", dejó escrito Rivarol. Y luego transgredió su regla. Leyendo sus pensamientos, uno repara en que Rivarol no se mordió la lengua ante ninguna mediocridad ni ante ninguna estupidez. A veces utilizó un registro suave: "Si los tontos llegaran a hacerse una idea de los sufrimientos que nos hacen padecer, se apiadarían de nosotros". Pero en otros casos se empleó con inmisericorde contundencia: "Hay personas tan inseguras, tan indiferentes a sus juicios y, además, obstinadas, que, dudando de su propia honestidad, acaban dudando de la ajena". Antoine de Rivarol publicó títulos como Pequeño almanaque de nuestros grandes hombres -una colección de ácidos apuntes de figuras del mundillo literario- y Pequeño almanaque de los grandes hombres de la Revolución. Algunas de sus obras le reportaron fama e ingresos. Otras le situaron en la senda del exilio. En especial, cuando se distanció de la Revolución, cosa que hizo sin traicionar jamás su afán de justicia ni dejar de criticar los excesos del poder. Mención a parte merecen las rivarolianas,epígrafe bajo el que se agrupan algunas de las respuestas concebidas por el autor sobre la marcha, en el fragor de una conversación, para poner en su sitio a diversos interlocutores. Rivarol no usó otra arma más que su temible palabra. Pero ésta podía hacer con el prestigio del rival lo que una bala de cañón hubiera hecho con su cuerpo: partirlo por la mitad. Vean cómo las gastaba. A un polígrafo que se dijo dispuesto a "escribirle sin falta" le respondió: "No se preocupe, escríbame como de costumbre". A los reunidos en un salón, tras soltarles una tontería notoria, provocando el deseado escándalo, les calmó así: "Ya ven, no puedo soltar una burrada sin que me traten de ladrón". Al médico injuriado que quiso desafiarlo en duelo le replicó: "Aguarde primero a que caiga enfermo, así estará seguro de no fallar". Y a un abate que le solicitó un prólogo para un texto suyo le despachó con estas palabras: "No puedo ofrecerle más que un epitafio"... Bienvenido, Rivarol.
http://www.lavanguardia.es/web/20060528/51262299341.html
Rivarol en marcha
Nuestro último título, Pensamientos y rivarolianas, de Antoine de Rivarol, no podía haber salido a la calle con mejor pie. Ya el pasado viernes, anticipándose a su presencia en las librerías, periódicos como Levante (de Valencia) o Diario de Mallorca lo recomendaban en sus suplementos culturales. Y el sábado, el de La opinión de Tenerife le dedicaba un extensa nota, reproduciendo algunos de los aforismos del volumen y concluyendo así: "Un libro realmente interesante: sabio, irónico y divertido".En el número de esta semana de la revista La clave se comenta igualmente este título, en una nota que acaba de esta manera, refiriéndose a su autor: "Humorista y crítico, parece que tenía una capacidad asombrosa para hacer frases lapidarias, llenas de sarcasmo, ironía e inteligencia. Talento que se puede comprobar en esta joya que publica la editorial Periférica".
Periférica en TIEMPO e INTERVIÚ
Dos revistas de amplia repercusión se hacían eco la semana pasada de nuestros primeros títulos: Tiempo en la sección "Los libros de la semana", firmada por J.M Goicoechea: "Periférica es una nueva editorial, con sede en Cáceres, que se presenta con dos `rescates´: La Pelirroja, del portugués José Valentim Fialho de Almeida (1857-1911), y El testamento de un bromista, del francés Jules Vallès (1832-1885). Son dos estupendos ejemplos de escritura decimonónica realista, comprometida y de calidad".Era La Pelirroja el título destacado por Interviú en la sección "Toma nota": "El nacimiento de una nueva editorial siempre es una buena noticia. Este libro inaugura la vida de Periférica, un pequeño sello. Cuenta la fascinante historia de una joven, hija de un enterrador, que es víctima de sus deseos. Es la primera vez que se edita en español esta obra -de contenido erótico y crítica social- del autor portugués, que producía `un placer intangible´ a su célebre compatriota Fernando Pessoa".
Rivarol en EL PERIÓDICO DE CATALUÑA
Hoy, el suplemento de libros de El Periódico de Cataluña dedica parte de su sección "Territori Comansi" a avanzar detalles de nuestro próximo título, Pensamientos y rivarolianas, que estará en las librerías el 29 de mayo.(A partir del sábado estará disponible en pdf dicho número del suplemento "Libros". En la página www.elperiodico.com)
Periférica en el DOMINICAL del Grupo Z y PRISA
El suplemento Dominical, que reparten hoy domingo todos los periódicos del Grupo Z y los locales y regionales del Grupo Prisa, publica en la página de libros de la sección "Monitor", que coordina Juan Ramón Iborra, una columna dedicada al nacimiento de Periférica.
BAUTIZO EN LA PERIFERIAPor Juan Ramón Iborra
"Cada vez que aparece un nuevo sello editorial de calidad, esta página tiembla de raro regocijo. Se trata en esta ocasión de un proyecto extremeño que empuja la salida anual de entre 12 a 15 títulos clásicos modernos, ficción y ensayo desde la época de la Ilustración al siglo XXI, en formato de bolsillo. Los dos primeros escritores, el portugués Fialho de Almeida y el francés Jules Vallès, sirven de referencia, declaran intenciones y obligan al aplauso."
LA PELIRROJA en el diario ABC
El suplemento del diario ABC publica, hoy sábado, una reseña de La Pelirroja firmada por Miguel Sánchez-Ostiz."La calavera de Carolina" se titula, y dice así:
La Pelirroja es una de esas pequeñas joyas literarias que de no ser por el empeño de un modesto editor ?cosa que afortunadamente empieza a ser habitual? seguirían en ese limbo literario sólo frecuentado por los más avisados lectores, y aún así. Fialho de Almeida seguiría siendo un desconocido, a pesar de que Fernando Pessoa lo citara en su Libro del desasosiego.
Lo importante es que el portugués Fialho de Almeida (1857-1911) fue un lúcido cronista de su tiempo, como lo demuestran las varias colecciones de sus estimables artículos y crónicas sociales (mucho más que costumbristas) que vieron la luz a finales del siglo XIX.
La Pelirroja es una novela corta, escrita por un médico que para serlo luchó contra viento y marea, y conoció de cerca, tanto por devoción como por oficio, los bajos fondos lisboetas. Fue publicada en 1878, en las páginas de una revista. Tuvo que chocar a la fuerza, y mucho, en aquella época.
La Pelirroja es una novela escrita con un lenguaje llamativo (por la fuerza de las imágenes y la fortuna de las descripciones) que tiene pasajes turbadores, tanto por lo truculento y morboso, como por el contenido de las afortunadas descripciones de la vida y la extrema pobreza del proletariado portugués en la Lisboa de esa segunda mitad del XIX. La historia de una mujer joven, sin suerte ni talento alguno, carente de cualquier tipo de educación, con marcadas tendencias necrófilas (por ser hija de un espantoso sepulturero y haber tenido el depósito de cadáveres como cuarto de juegos), que acaba dando de manera estúpida y dramática en la prostitución.
Al hilo de la vida de la pelirroja Carolina, Almeida pinta una turba callejera, que celebra sus fiestas entre las tumbas, compuesta por desgraciados, perversos sólo por idiocia, degenerados, alcohólicos, que es tratada a la vez con severidad y piedad, con escaso sentimentalismo (que redunda en la fuerza narrativa) y con mucha eficacia. Hay denuncia severa y redentora en las páginas de Almeida y hay también fatalismo de quien ignora las causas de la depravación de su época.Será raro que el lector no mire con asombro la fecha de publicación de la novela, porque en estas páginas, todo lo decimonónicas que se quiera, hay una estimulante mezcla de furia y libertad de lenguaje, una necesidad de nombrar la realidad con total crudeza, que era desconocida en otras latitudes.
DELIBROS, revista de libros
La revista Delibros, dirigida fundamentalmente al sector editorial, además de contener información de interés para libreros y bibliotecarios, dedica uno de los espacios de la sección "Actualidad" de su último número (198, mayo de 2006) a Periférica.Puede consultarse el sumario de la revista enhttp://www.delibros.com/actual.htm
Cuestionario FNAC
Éstas son las respuestas de Periférica al cuestionario de Clubcultura, la revista de la FNAC.Estas preguntas y respuestas aparecen en el último número, ya extractadas, bajo el título "Manual de supervivencia. Las editoriales independientes en España desafían al mercado". Las otras editoriales que responden a estas preguntas son Funambulista, Libros del asteroide, Minúscula y Poliedro.Cuestionario: Clubcultura.Responde: Julián Rodríguez, Director literario de Periférica.
¿Cómo nace su proyecto editorial?
Hasta la fecha yo había"comparecido" en el mundo editorial como autor. Pero ante todo diría que soy un lector, y ese lector que soy ha conocido durante los últimos años, más de diez, un buen número de obras de mucho interés que no se encontraban traducidas al castellano. Algunas de ellas las recomendé a diferentes editoriales y fueron publicadas; con otras no hubo suerte. Finalmente, decidimos ser nosotros mismos los editores de esas obras.
¿Cuáles han sido y son las principales dificultades a que un proyecto como el suyo ha debido y debe enfrentarse?
Las principales han sido, claro, las económicas. El resto las hemos ido solucionando (las vamos solucionando) con mucha dedicación y horas de trabajo... Por otra parte, he de decir que la periferia tiene grandes ventajas (el tiempo parece extenderse, es decir, da más de sí; y hay cierta calma que te permite trabajar en un proyecto como éste con sosiego y atención), pero también algunos inconvenientes que a nadie se le escapan (la lejanía del centro obliga a trabajar el triple a la hora de la difusión de nuestros títulos, y a invertir más tiempo y dinero en esa tarea).
¿Cuál cree que es el trabajo de un editor?
Hay diferentes tipos de editor, claro, pero nosotros creemos en la figura del editor no sólo como intermediario entre el autor y el lector, sino también como una mezcla de hermeneuta y agente o activista cultural.
¿Cuál es su análisis del panorama editorial actual en España?
A pesar de algunas visiones agoreras, nosotros nacemos en una época donde podemos ser editores sin ser ricos. Esto puede parecer una tontería o una simpleza, pero no lo es. Basta reflexionar un poco en ello o mirar hacia atrás. Por otra parte, hemos llegado a un momento de aparente saturación pero también de normalización respecto a modelos editoriales vecinos; es decir, existen gigantescos grupos editoriales por una parte, grandes y medianas editoriales independientes, y, por último, pequeñas editoriales. Este sector es el que antes no existía, o apenas existía. Los tres sectores mantienen a la vez líneas, digamos, de consumo y líneas literarias. Todos publican buenos, regulares y malos libros. Pero curiosamente, son las pequeñas editoriales las que menos libros malos publican. ¿Por qué? Porque su programación es tan corta que pueden elegir sólo lo mejor, lo más interesante, y porque su prestigio, aún en vías de consolidación, se fundamenta en la calidad constante.
¿Hay una crisis en el sector? ¿La gente no compra libros? ¿Por qué?
Quienes hemos puesto en marcha esta editorial tenemos entre 30 y 37 años. Cuando éramos adolescentes se leía, podemos asegurarlo, mucho menos. Y se compraban menos libros. Se lee poco, por supuesto. Siempre se lee poco. Pero se lee más que antes. Y el número de bibliotecas ha crecido en toda España. Nosotros creemos mucho en el papel de las bibliotecas, cuyos datos parecen no interesar tanto a los gestores del mercado.
Se critica mucho que las grandes editoriales han empezado a orientarse más por criterios de venta que estéticos a la hora de seleccionar los libros a publicar ¿Está de acuerdo con esa opinión?
No estamos totalmente de acuerdo. Hay grandes editoriales, o grandes grupos editoriales, que publican excelentes libros de los mejores autores. Vivos o muertos. ¿Quién edita en España, si no, a Beckett, a Coetzee, a Naipaul, a Carver, a Camus, a Bernhard, a Kundera, a Ferlosio?
¿Qué criterios guían la selección de obras a publicar en su editorial?
El primer criterio es la calidad. Publicamos aquello que nos interesa y que tiene "sentido" dentro del programa editorial que nos hemos marcado. Pretendemos crear un catálogo orgánico (los títulos para los dos primeros años han sido elegidos siguiendo esa pauta), es decir, vivo y con obras relacionadas entre sí, aunque cada lector las leerá, por supuesto, de modo independiente... Hay una relación clara entre muchos de los autores que vamos a recuperar... Esto respecto a los clásicos. Pero también publicaremos autores todavía jóvenes, entre los 30 y los 40 años, de la Europa cercana (que tienen al menos dos o tres títulos, lo que nos permitirá seguir toda su trayectoria y apostar por obras que ya pueden evaluarse) y, además, rescataremos un buen número de libros de autores latinoamericanos de relevancia que aún no habían llegado a España... Estamos trabajando en un catálogo muy organizado y coherente a pesar de su pluralidad... En cuanto pase un año, o 10 títulos, cualquier lector atento se dará cuenta...
Podríamos decir, por distinguirnos de otros proyectos similares, que vamos a "descubrir", y lo digo con la suficiente modestia, algunos autores poco o nada leídos en España hasta hoy; sean de hace un siglo o de hace una década. Y de los autores más conocidos publicaremos obras que fueron importantes por diferentes motivos y que en ocasiones no han sido suficientemente valoradas aquí.
¿Cree que hay una desconexión entre el gusto del gran público y el mundo editorial?
Es posible. Pero no sabemos de quién es la culpa. Aunque quizá quienes venden 200.000 ejemplares de un libro podrían decirnos lo contrario... Lo que es evidente es que la lectura no es del gusto de la mayoría de ciudadanos. O la lectura tal y como se nos enseñó hasta ahora. Tal vez deberíamos probar a difundir su importancia, como productora de placer tanto como de herramienta política, de crítica social, de otro modo.
¿Se consideran una editorial independiente?
¿Independiente de qué? Conocemos buenos sellos editoriales que pertenecen a grandes grupos, y que publican, como dijimos antes, excelente literatura, o literatura a secas, sin pensar en la cuenta de resultados. Al menos, sus directores literarios. En realidad, todos, de un modo u otro, dependemos de alguien: de nuestros banqueros, lectores, distribuidores, libreros, críticos... La única independencia está en tratar de elegir siempre qué vas a editar sin pensar en ellos. Nuestro propósito es, en ese sentido (y aunque, sinceramente, tengamos en cuenta todos esos factores), de una independencia total.
¿Qué es lo que hace independiente a una editorial?Lo dicho: hay editoriales aparentemente independientes, algunas muy importantes, que sólo publican libros a la moda (sea la que sea) y títulos avalados por esto o lo otro; y, por otro lado, hay editoriales dentro de los grandes grupos que publican sólo aquello que pueda servir como exploración o investigación, a veces no del mercado sino contra el propio mercado. La independencia está en, como decía Einaudi hace décadas, no hablar del mercado, en no pensar en él, cuando se traza la programación de todo el curso.
Clásico de la literatura proletaria
El diario vasco El Correo, del grupo Vocento, publicaba en su suplemento Territorios del pasado 3 de mayo una estupenda reseña de El testamento de un bromista firmada porJ. Ernesto Ayala-Dip."Un Vallès inédito"Hay que agradecer a la nueva editorial extremeña Periférica que comience su andadura con un clásico de la literatura proletaria, Jules Vallès. Tal vez no esté de moda hoy hablar del proletariado, entre otras cosas porque esta misma clase social a veces parece no saber o no querer reconocerse como tal. Pero proletariado lo hay. Y si no que se lo pregunten a los refinados deslocalizadores que hoy recurren a sus servicios. Tal vez los lectores sepan que Jules Vallès escribió una trilogía novelística titulada "Jacques Vingtras". Esta trilogía está formada por El niño, El bachiller y El insurrecto. Los dos primeros volúmenes los publicó en su exilio londinense. Vallès había participado en la revuelta de la Comuna de París en 1871. Sus ideas anarquistas casi acaban con su vida. El tercer volumen se publicó un año después de su muerte en 1885.El testamento de un bromista apareció dos años antes de que se consumara la primera gran derrota de la clase obrera en Europa, la Comuna. Leer este libro es como recordar las más tristes y a la vez violentas páginas de su célebre trilogía. Jules Vallès fue un seguidor de las ideas pedagógicas de Samuel Butler. Su trilogía acusa esta beneficiosa influencia. También en El testamento de un bromista, una especie de nouvelle autobiográfica (como toda su obra) Vallès acusa al sistema educativo francés de su irracionalidad, su arbitrariedad y crueldad extrema. Ernest Pitou es de alguna manera el niño y adolescente que años más tarde dará forma al imperecedero Jacques Vingtras de su trilogía.Este libro tiene algo de la amargura y la luminosa desolación de Los cuatrocientos golpes, el film de Truffaut. También tiene algo de Dickens. En este hermoso librito no hay concesiones estilísticas a la emoción fácil. Hay pena y hay un sentido del humor balsámico. Hay la frescura de la experiencia próxima y vivida. Se agradece este rescate. Si se lee este libro, se entenderá mejor la génesis de la trilogía que le inmortalizaría más tarde.
En la revista de la FNAC
El último número (mayo-junio) de la revista Clubcultura de la FNAC, disponible en todas las librerías españolas de esta cadena, dedica un amplio dossier al auge de las nuevas editoriales independientes españolas, y un espacio importante, con entrevista incluida, a Periférica.http://www.clubcultura.com/revista/revista11/portada11.htm es el enlace para la portada y el sumario de dicho número.
La Pelirroja en divertinajes.com
Todavía puede encontrarse en el archivo de la columna "Errata" de divertinajes.com, el siguiente artículo de Evaristo Aguirre, que colgaba en esa página hasta ayer mismo:Bajos fondos
Se está dando, en España, una curiosa proliferación de editoriales pequeñas. Y resulta curiosa porque desde los grandes grupos, desde las grandes empresas dedicadas a esto de la edición no hacen más que quejarse de lo poco que venden. Pero, por lo que se ve, quedan por ahí unos chalados, ilusos, optimistas o como queramos llamarlos, dispuestos a creerse eso de que merece la pena descubrir un buen libro.
El otro día, curioseando, me llamó la atención una novelita de color chillón, de una editorial que no conocía, Periférica. Se llamaba La pelirroja, y era de un escritor portugués del que nunca había oído hablar, José Valentim Fialho de Almeida (1837-1911). (La traducción es de Antonio Sáez Delgado.)
De Periférica, poco les puedo contar, por ahora. Son de Cáceres, y han lanzado dos títulos, esta Pelirroja, y El testamento de un bromista, de Jules Vallés (1832-1885).
Da gusto meterte en una historia, disfrutar de un estilo, de un ambiente, de unos personajes sin esperar nada concreto. Tantas veces leemos sabiendo que se trata de un clásico de primera fila, de la novedad del último moderno de no se dónde, de una novela que de tanto verla citada nos lanzamos a ella creyendo saber lo que vamos a encontrar. Aquí, nada de eso.
Y resulta que es una historia sobre la hija de un sepulturero que se siente muy atraida por el sexo contrario. Es una novela sobre los bajos fondos, sobre la pobreza, sobre la ausencia de espíritu de superación y sobre el peso de los valores preestablecidos.
Es literatura realista, naturalista; el autor, parece, tiene ánimo didáctico. Vamos, que nos la podrían haber puesto de lectura obligatoria en el colegio para estudiar los efectos de la revolución industrial en la Europa meridional, por ejemplo. Pero, eso no le quita ni un ápice de nervio y de pasión y de dramatismo. Está muy bien.
Cuentan que este Fialho de Almeida era muy admirado por otro grande de las letras portuguesas, José María Eça de Queiroz, pero que mientras éste miraba más hacia la burguesía, Almeida se centró siempre en los pobres y en el lumpen.
Está bien que desde Cáceres nos manden estas cosas.
Últimas noticias
Periférica estuvo presente en la última Feria del Libro de Bogotá, celebrada recientemente, dentro del stand de Colsubsidio, junto a otras editoriales españolas representadas también por nuestro exportador para América.La opinión de La Coruña reproduce en su suplemento "Saberes" del 29 de abril la reseña que escribía Matías Vallés para Diario de Mallorca a propósito de El testamento de un bromista de Jules Vallès.Julián Rodríguez, director literario de Periférica, ha sido invitado a participar en una mesa redonda de los VII ENCUENTROS LITERARIOS DE ALBARRACÍN, dedicados este año, entre el 11 y el 14 de mayo, a "LA EDICION EN ESPAÑA HOY: TENDENCIAS, MERCADOS, EDITORES, AUTORES Y LIBROS".
Los temas: El complejo mundo de la edición en España... La edición independiente, las nuevas y pequeñas editoriales, la trayectoria de algunos editores relevantes... Han sido invitados, entre otros, Jaume Vallcorba, de Acantilado; Enrique Medel, de Funambulista; Malcolm Otero Barral, de Destino; Miguel Aguilar, de Debate; Chusé Raúl Usón, de Xordica...
Próximamente: Antoine de Rivarol
Pensamientos y rivarolianas estará en las librerías españolas antes de final de mes.Este volumen, tercero de nuestra editorial, ofrecerá por primera vez en español una amplia muestra de la obra de Antoine de Rivarol, uno de los pensadores más singulares del siglo XVIII, cuyos aforismos han sido emparentados, por su humor y agudeza, con los de Lichtenberg. Clásico «secreto» de las letras francesas, protagonista apasionado y controvertido, por la cáustica defensa de sus propias ideas, de la Revolución francesa, fue modelo de algunos grandes escritores, como Honoré de Balzac, que utilizó muchas de sus frases y ocurrencias en las Ilusiones perdidas y Esplendor y miseria de las cortesanas, o como Ernst Jünger, que lo tradujo al alemán y fue uno de sus mejores críticos.
«Rivarol entretiene más que una novela y enseña mejor que un voluminoso tomo de ensayos», escribió otro de sus seguidores, Remy de Gourmont. Y Sainte-Beuve dijo: «Quienes lo estudien de cerca sólo hablarán de él con estima».
Como posible respuesta, el propio Rivarol, que recorrió media Europa, ya exiliado, cargando tanto con el escepticismo que abrillantaba su conversación y su genio como con su fama de seductor, nos dejó estas palabras: «La grandeza de un hombre es como su reputación: vive y respira en los labios de otro».Antoine de Rivarol nació en 1753 en Bagnols-sur-Cèze, cerca de Aviñón. Su padre tuvo diversos oficios, incluso el de posadero, y su madre perteneció a la pequeña burguesía. Movido por sus deseos de prosperidad, Rivarol se atrevería a servirse del título nobiliario de uno de sus parientes y, más tarde, a bautizarse como Conde de Rivarol. A pesar de ello, fue invitado a todos los salones de París, cuyos protagonistas eran los más famosos escritores, artistas y pensadores. En ellos conoció a todos los grandes autores del momento, incluidos los enciclopedistas, que fueron sus primeros modelos. Fue, también, amigo de Chamfort, y en el exilio trató a Chateaubriand. Aunque hoy sus obras más perdurables nos parecen, por su humor, penetración psicológica y claridad de expresión, sus aforismos, tanto sus cartas abiertas como sus discursos, amén del Pequeño almanaque de nuestros grandes hombres o el Pequeño diccionario de los grandes hombres de la Revolución, son de un interés notable, y le granjearon entonces gran fama y una buena situación económica.
«Defensor del pueblo», según sus propias palabras, Rivarol puso en marcha diferentes publicaciones para propagar sus ideas. Prefirió exiliarse antes que someterse a los dictados de la Revolución, en cuyo futuro no creyó nunca, como tampoco en el papel de la nobleza francesa, a la que siempre detestó. Murió en Berlín en 1801.
Vallès y Vallés
Matías Vallés, que ganó no hace mucho, junto a Felipe Armendáriz y Marisa Goñi, el premio Ortega y Gasset 2006 en la categoría de Mejor Trabajo de Investigación por sus reportajes acerca de los vuelos de la CIA sobre España, publicados Diario de Mallorca, también escribe sobre libros en ese periódico, que ofrece desde hace tiempo uno de los mejores suplementos literarios del país, Bellver.En uno de los últimos números de Bellver, Matías Vallés escribía sobre otro Vallès, Jules (y El testamento de un bromista) en la sección "Por las solapas": "En los tiempos en que los revolucionarios no se suicidaban, Jules Vallès hacía naturalismo con naturalidad. El comunero pasará a la historia por El niño, y aquí narra su infancia desde la enseñanza como opresión. Si Bertrand Russell recurre al sarcasmo, `suspendí mi educación para acudir a la escuela´, el francés elige la crudeza en `durante las pruebas para la Universidad debía obtener una recompensa, como si fuera un cerdo bien cebado´. Su prosa descarnada preludia a Foucault, véase `mi padre me tendió la mano, fría como serpiente´. Siglo y medio después, nos asombra la facilidad con la que hemos llegado a asimilar las convenciones, y que todas las revoluciones se orienten a la consolidación de lo instituido".
Periférica en LA CLAVE de José Luis Balbín
De entre las diferentes publicaciones, tanto las de ámbito regional como nacional (y algunas muy numerosas de América Latina), que se han hecho eco del nacimiento de Periférica, resaltamos ahora una: La clave, dirigida por José Luis Balbín, que en su número del 21 al 27 de abril, en la sección de libros, donde se suele prestar atención a proyectos nuevos o singulares, comentaba el nacimiento de nuestra editorial, el papel de su director literario y el nombre elegido para este proyecto; para luego recomendar La pelirroja, de Fialho de Almeida, destacando las "cuidadas ediciones" que ha puesto en marcha Periférica.
Cercas recomienda EL TESTAMENTO DE UN BROMISTA
En el número del diario gratuito ADN del especial fin de semana 21, 22 y 23 de abril, coincidiendo con el Día del Libro, se incluía una encuesta sobre las lecturas de algunos famosos españoles (de Andreu Buenafuente a Anne Igartibiru, pasando por Javier Cámara).Javier Cercas recomendaba el libro "que tiene entre las manos, sobre el que está escribiendo: El testamento de un bromista, de Jules Vallès. Es un libro rebelde, honesto, demoledor. Además, es tan divertido que merecería ser un best-seller".
La infancia a empellones
Jules Vallès, escritor, bromista, revolucionario y suicida, cuenta en una especie de diario la dura niñez de un muchacho del siglo XIX. De este libro saldría su mejor obra: El niño. Una nota previa al texto, en la que se nos informa que el bromista al que se refiere el título del libro se ha suicidado, es el pórtico al conjunto de anotaciones que leeremos a continuación, pues se trata de un diario del que se nos advierte que contiene "los momentos extraños que el bromista anotó, y es en el género del diario caricaturesco y panfletario donde habría que encuadrar el testamento de este amable suicida".
Jules Vallès (1832-1885). Revolucionario, agitador, publicista, communard, autor de El niño, título perteneciente a una trilogía de corte autobiográfico por la que pasará a la Historia de la Literatura francesa y fundador del legendario periódico Le Cri du Peuple, fue el ejemplo por excelencia del escritor comprometido. Como cabe esperar en un hombre de acción como él, que llegó a estar condenado a muerte por ser una de las principales figuras de La Comuna de París, sus escritos son ágiles, directos, incisivos, son textos de combate. Esto hace suponer que su literatura ha de estar igualmente impregnada por esa impulsiva necesidad de acción, tanto más cuanto que al pertenecer a la especie de escritor que procede a transformar en escritura su vivencia personal y a otorgarle un alcance social, no se detiene a fabular historias ni a imaginar fantasías, sino que opera como quien da fe de un hecho. Pero a la Historia de la Literatura no se pasa por tener una vida agitada o ser un aventurero sino por saber escribir.
El testamento de un bromista es un texto ejemplar al respecto. Está formado por anotaciones en forma de diario, pero no se corresponden con un diario, ni siquiera están fechadas, simplemente se suceden unas a otras. El conjunto traza una historia de infancia y adolescencia cerca de cuyo término el redactor anota: "Todos estos recuerdos de niño empeñan mi vida de adulto. Seré un revolucionario". La historia es cruel pues nos cuenta una educación donde lo que no son órdenes son golpes y donde nada se somete a discusión; el egoísmo de los adultos libra batalla con el del niño para desventura de este último y la pobreza no ayuda a mejorar las cosas. El niño camina a empellones por la vida y ha de atenerse a la fórmula de que la letra con sangre entra. Evidentemente, se trata de un ensayo de lo que será su obra maestra, El niño, pero leída hoy presenta dos características que la hacen altamente recomendable. La primera es la mezcla de crueldad y ternura que genera una historia que es, ante todo, violenta. En este aspecto no deja de parecerse al libro también autobiográfico de Jules Renard, Pelo de zanahoria. Son libros duros sobre la infancia en tiempos duros para la infancia y el secreto posiblemente esté en que se trata de relatos de personalidades que viviendo y soportando la violencia y la agresión desde la familia misma poseen la sensibilidad que los convertirá en artistas; y es esta mezcla de sensibilidad y dureza la que consigue una lírica muy especial que emana de la misma crudeza de la situación.
La segunda característica es la modernidad de la escritura y de la concepción misma del relato. Es cierto que la forma de diario le da una agilidad y una gracia expresiva muy particulares, pero conocemos diarios que con ser interesantes no dejan de ser también barrocos, insistentes o minuciosos, sobrecargan la lectura y sufren con el paso del tiempo. Por el contrario, la frescura del relato de Vallès se mantiene incólume. Se debe a una escritura muy llana y eficiente a la hora de anotar los sucesos cotidianos, siempre bien elegidos como conviene al valor significante de la escritura que sabe contar y se debe, además, precisamente por ser significantes, al valor universal de esos mismos sucesos. Momentos como el del paso a la escuela de verano donde descubre la felicidad de estar sin padres o el relato de la envidia que siente por el hogar del señor Grelu, el cornudo, cuyos hijos son felices, recogen ese valor sustancial de manera admirable. El ritmo de la escritura es vivo, la estructura en anotaciones contribuye decisivamente a la frescura del relato, hay un uso de la elipsis que, en casos como el de la anotación titulada 'Adiós' puede calificarse de soberbia, modélica; en fin, salvando la distancia de que en nuestro Occidente la educación de los niños ha cambiado de manera considerable (en términos generales, se entiende, porque hoy en día hay formas de maltrato verdaderamente espeluznantes), cualquiera puede leer este libro como perfectamente actual. Y es que hay textos que entran de tal modo en lo esencial de la vida humana que son imperecederos. Este bromista, sin embargo, se suicida, según se nos dice al principio, de manera que podemos considerar el diario su testamento. Si lo es, su última voluntad es tan indómita como su vida: nos deja una lección de dignidad y lucha, no de desesperanza. Un verdadero bromista.JOSÉ MARÍA GUELBENZU
BABELIA (EL PAÍS) 22-04-2006
Un portugués crítico y valiente
La pelirroja, que mezcla erotismo y crítica social, permite asomarse a la obra de Fialho de Almeida, un clásico moderno que conjugó experimentación y cotidianidad.José Valentim Fialho de Almeida (1857-1911) es eso que en toda literatura se conoce como un raro. Fue portugués, de cuna rural, vivencias inequívocamente lisboetas y literatura cosmopolita. Su existencia consistió en una constante lucha contra la miseria y en una apasionada relación con la bohemia, el lado mefítico de las cosas, la necesidad de que en el mundo lata la ternura. La interpretación más freudiana de su universo literario le vincula con una infancia de mancebo de farmacia y noches pasadas estirado o encogido en un tablón, pero sobre todo una infancia repleta de gentes nimbadas por la pobreza, que se le ponían incesantemente delante.
En Portugal es un nombre que suena a todo el familiarizado con la literatura, pero el tiempo le ha privado de lectores. Un poco como sucede con escritores como Afonso Duarte o Faure da Rosa. Tiempo hubo en la vida de Fialho en que su libro Os gatos formaba parte de los estudios escolares. También alcanzó repercusión O país das uvas. A ruiva (La Pelirroja) apareció en una revista en 1978, y le retrata perfectamente como alguien a caballo de la tradición y la modernidad.
El estilo de esta obra de juventud es ya muy suyo: siempre veloz, inesperado; lo impulsa una compasión afilada. Es sobre todo la historia de una muchacha empapada de miseria, crecida en ambiente de sepulturas y vinazo, y también la historia de su enamorado, con más oportunidades de sobrevivir simplemente porque es hombre, y varias historias de personajes sórdidos, de alcahuetas y pendencieros. Fialho narra tanto a lo posromántico como con morbosidad modernista, pero nunca renuncia, en su deriva casi esperpéntica, al naturalismo, incluso al determinismo social. Con una maestría insólita, le casan los altos vuelos con el fogonazo chabacano. En estas páginas no se elude la tensión erótica, la explotación y la esperanza que acarrea el sexo en una sociedad hipócrita y corrupta; la pintura de la degradación de los pobres y el contraste con el escaparate de los ricos nunca es demagógica, sólo irrebatible.
Con Fialho, estamos lejos de la ironía límpida de un Eça de Queiroz, pero no tanto de esa apelación a que el espíritu redima de la ruina. Estamos lejos del arrebato sentimental de Camilo Castelo Branco, pero no tanto de ese mirar cara a cara la fatalidad. Fialho, visto ahora, fue un precursor de muchas cosas; pero leído lo más directamente posible, obviando en lo posible los datos retrospectivos, nos impregna del encanto del coraje, de la imperfección, del escribir como ahora ya no se quiere escribir: en la cuerda floja.MIGUEL BAYÓN
BABELIA (EL PAÍS) 08-04-2006