SOBRE ARTE Y LITERATURA en LA GACETA DE LOS NEGOCIOS, DIARIO DE MALLORCA y EL FARO DE MURCIA
Sobre arte y literatura, de Joseph Joubert, sigue cosechando excelentes críticas dos meses después de su publicación, algunas de ellas convertidas en verdaderas declaraciones. He aquí tres ejemplos:
Nadal Suau, atento crítico de "Bellver", suplemento del Diario de Mallorca, realizaba a partir de Joubert uno de sus "Paseos de ronda". Fue el 7 de febrero pasado. "Ya lo he designado mi libro de cabecera este 2008, o si lo prefieren, el pilar del hogar que me iré construyendo: es Sobre arte y literatura, el breviario de pensamientos y aforismos de Joseph Joubert que Periférica ha editado para que acompañe en su catálogo a Rivarol o Benjamin Constant (reivindicado con liberal pulcritud por Juan Marichal en El secreto de España). Joubert, amigo de Chateaubriand, conversador genial que dejó poca obra, fragmentaria, viandante. Aunque el francés sólo incluía sanos preceptos en sus páginas, nosotros somos tan malos que en ellos encontramos munición para propinar oportunos capones dialécticos." Y seguía...
Esa misma semana, Adolfo Torrecilla le dedicaba también a Joubert su "Letra pequeña" de La Gaceta de los Negocios, bajo el título "La exactitud del buen aforismo": "Leído y elogiado por una larga lista de escritores, entre los que se encuentran Josep Pla, Juan Perucho y Eugenio D’Ors, los aforismos de Joseph Joubert se encuentran entre los mejores de la literatura francesa. Curiosamente, no publicó nada en vida (1754-1824) y sólo después de su muerte, gracias especialmente a su amigo Chateaubriand, empezaron a publicarse, primero de manera no venal y después con una gran aceptación de lectores, que reconocieron el magisterio de Joubert, especialmente en lo que se refiere a sus opiniones sobre arte y literatura. Hasta 1938 no se publicó una edición íntegra de sus Pensamientos. En España, Juan Perucho publicó en Edhasa en 1995 una interesante selección. Ahora, la editorial extremeña Periférica, que con tanto acierto y pasión dirige Julián Rodríguez, también excelente novelista, publica Sobre arte y literatura, una antología de los aforismos de Joubert dedicados a la belleza y la perfección artística. En esta misma editorial también se han publicado los aforismos de otros dos grandes del género: Antonine de Rivarol, Pensamientos y rivalorianas; y Remy de Gourmont, Pasos en la arena. Sus comentarios, despegados de cualquier poso testimonial o anecdótico, suelen dar en el clavo: El estilo declamatorio tiene a menudo los inconvenientes de esas óperas en las cuales la música impide escuchar las palabras: en él las palabras impiden ver los pensamientos. A diferencia de otros moralistas franceses, que escribieron para los hombres de su tiempo, los pensamientos de Joubert mantienen su autonomía y frescura y son perfectamente válidos para la mentalidad actual: No hay peor cosa en el mundo que una obra mediocre que aparenta ser excelente. Sus observaciones sobre la lectura, los clásicos, la escritura no han caído en saco roto, y muchos escritores se nutren de sus consejos para ir por la senda correcta: En literatura, nada vuelve tan imprudente y tan atrevido al intelecto como la ignorancia de los tiempos pasados y el desprecio por los libros antiguos. En 1774, antes de trasladarse a vivir a París, empezó a llevar un singular diario íntimo donde iba anotando todo tipo de reflexiones. No dejó de escribir estas notas durante toda su vida. En total, más de nueve mil páginas, un legado cultural que le ha convertido en un escritor de referencia en la literatura francesa. Su capacidad de síntesis es encomiable y envidiable: Hay que ser profundos en términos claros y no en términos oscuros."
Y como tercer ejemplo "La idea como fuente del arte", una reseña firmada por Antonio J. Ubero el 1 de febrero en "El faro de las letras" de El Faro de Murcia: "Para aquellos que juzgan con ligereza el arte en sus más diversas manifestaciones, les vendría bien echar un vistazo a este lúcido prontuario de la creatividad, para comprender lo necesario que es conocer para opinar y, sobre todo, lo sublime que puede llegar a ser la libertad de unos para crear y de otros para criticar cuando existen los argumentos precisos para esenciar una u otra práctica. Leer esta colección de aforismos escritos por Joseph Joubert entre 1774 y 1824 permite adquirir a bajo precio elementos de juicio más que suficientes para entender el espíritu creativo y, si no sirven para inclinar la balanza de la crítica o la concepción hacia posiciones más o menos conplacientes con el productor, sí que iluminan el camino para realizar esa opinión con conocimiento de causa y no caer en la negligencia por exceso de audacia.
Joseph Joubert (1754-1824) plasmó en más de nueve mil páginas sus pensamientos acerca del arte y la literatura, y catorce años después Chateaubriand hizo una selección de esas reflexiones y las publicó bajo el título de Pensamientos, gracias a lo cual se pudo conocer a un hombre libre, preocupado por la estética que indaga en esos lugares de la obra de arte acabada donde mora el sentido de la misma, y lo ofrece al lector de forma sencilla con una intención claramente didáctica que sorprende por su atemporalidad. Chateaubriand dijo: A través de la belleza de estas páginas podrá verse lo que perdí yo y lo que perdió el mundo. Podremos no estar de acuerdo con Joubert, pero ¿cómo abarcar el poder de su genio? Nunca pensamiento alguno había provocado tantas dudas a la inteligencia, ni planteado cuestiones tan elevadas, ni inquietado tanto.
Léase sin pudor esta colección de pensamientos y compruébese que en toda alma hay una obra de arte, y en toda obra de arte radica el alma de su creador. Deléitense con las reflexiones de quien se despojó de prejuicios para abarcar la verdadera dimensión del arte y la literatura. Y después, quizás algunos entiendan las palabras de Joubert: Una obra de arte no debe tener el aspecto de una realidad, sino de una idea. Aunque, ¿quedan ideas?"
Nadal Suau, atento crítico de "Bellver", suplemento del Diario de Mallorca, realizaba a partir de Joubert uno de sus "Paseos de ronda". Fue el 7 de febrero pasado. "Ya lo he designado mi libro de cabecera este 2008, o si lo prefieren, el pilar del hogar que me iré construyendo: es Sobre arte y literatura, el breviario de pensamientos y aforismos de Joseph Joubert que Periférica ha editado para que acompañe en su catálogo a Rivarol o Benjamin Constant (reivindicado con liberal pulcritud por Juan Marichal en El secreto de España). Joubert, amigo de Chateaubriand, conversador genial que dejó poca obra, fragmentaria, viandante. Aunque el francés sólo incluía sanos preceptos en sus páginas, nosotros somos tan malos que en ellos encontramos munición para propinar oportunos capones dialécticos." Y seguía...
Esa misma semana, Adolfo Torrecilla le dedicaba también a Joubert su "Letra pequeña" de La Gaceta de los Negocios, bajo el título "La exactitud del buen aforismo": "Leído y elogiado por una larga lista de escritores, entre los que se encuentran Josep Pla, Juan Perucho y Eugenio D’Ors, los aforismos de Joseph Joubert se encuentran entre los mejores de la literatura francesa. Curiosamente, no publicó nada en vida (1754-1824) y sólo después de su muerte, gracias especialmente a su amigo Chateaubriand, empezaron a publicarse, primero de manera no venal y después con una gran aceptación de lectores, que reconocieron el magisterio de Joubert, especialmente en lo que se refiere a sus opiniones sobre arte y literatura. Hasta 1938 no se publicó una edición íntegra de sus Pensamientos. En España, Juan Perucho publicó en Edhasa en 1995 una interesante selección. Ahora, la editorial extremeña Periférica, que con tanto acierto y pasión dirige Julián Rodríguez, también excelente novelista, publica Sobre arte y literatura, una antología de los aforismos de Joubert dedicados a la belleza y la perfección artística. En esta misma editorial también se han publicado los aforismos de otros dos grandes del género: Antonine de Rivarol, Pensamientos y rivalorianas; y Remy de Gourmont, Pasos en la arena. Sus comentarios, despegados de cualquier poso testimonial o anecdótico, suelen dar en el clavo: El estilo declamatorio tiene a menudo los inconvenientes de esas óperas en las cuales la música impide escuchar las palabras: en él las palabras impiden ver los pensamientos. A diferencia de otros moralistas franceses, que escribieron para los hombres de su tiempo, los pensamientos de Joubert mantienen su autonomía y frescura y son perfectamente válidos para la mentalidad actual: No hay peor cosa en el mundo que una obra mediocre que aparenta ser excelente. Sus observaciones sobre la lectura, los clásicos, la escritura no han caído en saco roto, y muchos escritores se nutren de sus consejos para ir por la senda correcta: En literatura, nada vuelve tan imprudente y tan atrevido al intelecto como la ignorancia de los tiempos pasados y el desprecio por los libros antiguos. En 1774, antes de trasladarse a vivir a París, empezó a llevar un singular diario íntimo donde iba anotando todo tipo de reflexiones. No dejó de escribir estas notas durante toda su vida. En total, más de nueve mil páginas, un legado cultural que le ha convertido en un escritor de referencia en la literatura francesa. Su capacidad de síntesis es encomiable y envidiable: Hay que ser profundos en términos claros y no en términos oscuros."
Y como tercer ejemplo "La idea como fuente del arte", una reseña firmada por Antonio J. Ubero el 1 de febrero en "El faro de las letras" de El Faro de Murcia: "Para aquellos que juzgan con ligereza el arte en sus más diversas manifestaciones, les vendría bien echar un vistazo a este lúcido prontuario de la creatividad, para comprender lo necesario que es conocer para opinar y, sobre todo, lo sublime que puede llegar a ser la libertad de unos para crear y de otros para criticar cuando existen los argumentos precisos para esenciar una u otra práctica. Leer esta colección de aforismos escritos por Joseph Joubert entre 1774 y 1824 permite adquirir a bajo precio elementos de juicio más que suficientes para entender el espíritu creativo y, si no sirven para inclinar la balanza de la crítica o la concepción hacia posiciones más o menos conplacientes con el productor, sí que iluminan el camino para realizar esa opinión con conocimiento de causa y no caer en la negligencia por exceso de audacia.
Joseph Joubert (1754-1824) plasmó en más de nueve mil páginas sus pensamientos acerca del arte y la literatura, y catorce años después Chateaubriand hizo una selección de esas reflexiones y las publicó bajo el título de Pensamientos, gracias a lo cual se pudo conocer a un hombre libre, preocupado por la estética que indaga en esos lugares de la obra de arte acabada donde mora el sentido de la misma, y lo ofrece al lector de forma sencilla con una intención claramente didáctica que sorprende por su atemporalidad. Chateaubriand dijo: A través de la belleza de estas páginas podrá verse lo que perdí yo y lo que perdió el mundo. Podremos no estar de acuerdo con Joubert, pero ¿cómo abarcar el poder de su genio? Nunca pensamiento alguno había provocado tantas dudas a la inteligencia, ni planteado cuestiones tan elevadas, ni inquietado tanto.
Léase sin pudor esta colección de pensamientos y compruébese que en toda alma hay una obra de arte, y en toda obra de arte radica el alma de su creador. Deléitense con las reflexiones de quien se despojó de prejuicios para abarcar la verdadera dimensión del arte y la literatura. Y después, quizás algunos entiendan las palabras de Joubert: Una obra de arte no debe tener el aspecto de una realidad, sino de una idea. Aunque, ¿quedan ideas?"
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