editorial periférica

30 diciembre 2007

SOBRE ARTE Y LITERATURA en ABC

El suplemento cultural de ABC publicaba hace unos días dos acercamientos a Sobre arte y literatura, de Joubert. Felix Romeo lo hacía a través de una de las "entradas", titulada "Joubert", de su sección "Las iluminaciones":
JOUBERT. Dice Auster que los Cuadernos de Joseph Joubert son «diferentes a todo cuanto haya leído jamás». Joubert (1754-1824) fue revolucionario y después, amigo ya de Chateaubriand, su ánimo exaltado se volvió más conservador. Desde hace trece años, cuando apareció una selección de sus «pensamientos», realizada por Carlos Pujol para Edhasa, no se publicaba en España. Luis Eduardo Rivera ha antologado para Periférica algunas de sus reflexiones en Sobre arte y literatura. Joubert no publicó nunca ningún libro, quizá por miedo a defraudarse, aunque escribió siempre un diario. Creía en la verdad, la belleza y el trabajo, y recomendaba la lectura de los clásicos. No renunciaba a una parte que no era controlable por el escritor: «Hay versos que, por su carácter, parecen formar parte del reinomineral; son dúctiles y resplandecientes. Otros, pertenecen al reino vegetal; tienen savia. Los últimos, finalmente, pertenecen al reino animal; tienen vida. Los más bellos son los que tienen alma; éstos pertenecen a los tres reinos, pero aún más a la Musa».


Y José Luis García Martín, en su sección "Ventanas de papel", del mismo suplemento, le dedicaba "Esquirlas":
Chateaubriand, en 1838, publicó por primera vez los pensamientos de Joseph Joubert,muerto catorce años antes sin haber publicado una línea. Fueron grandes amigos, quizá porque eran complementarios: el uno, todo extroversión y afán de protagonismo; el otro, vuelto hacia dentro, conciencia sigilosa de su siglo. La «maldita ambición» que atormentaba a Joubert nada tenía que ver con la que llevó a su amigo a ser el más admirado y poderoso mascarón de proa de su tiempo, pretendía «resumir siempre un libro en una página, una página en una frase, y esa frase en una palabra». El arte de Joubert era de quintaesencias, no de fárragos. Durante medio siglo, retirado del mundo siempre que le fue posible, se dedicó a anotar el resultado de sus cogitaciones: «En este silencio todome habla, y en vuestro ruido todo se calla».
Luis Eduardo Rivera, que ya se había ocupado de otro secreto moralista, Antoine de Rivarol, traduce ahora Sobre arte y literatura (Periférica), una selección temática de Joubert. A veces no resiste la tentación de recortar: «Para escribir bien se necesita una facilidad natural y una dificultad adquirida», leemos. Carlos Pujol, su anterior traductor, resulta más fiel: «Para escribir bien se requiere una facilidad natural y una dificultad adquirida, o, dicho de otro modo, escribir fácilmente por naturaleza y difícilmente por
arte (por reflexión y por buen gusto, etc)».
Joubert no buscaba la brillantez memorable del aforismo, que a menudo sacrifica una verdad por un rasgo de ingenio. «Nunca pensamiento alguno –señaló Chateaubriand– había suscitado tantas dudas a la inteligencia, ni planteado cuestiones tan elevadas, ni inquietado tanto».
Joubert no escribió un libro, sino el germen de muchos libros. Resulta imposible hojear sus cuadernos y no quedar enriquecido para siempre: «Para escribir bien no basta con ser claro: hay que encantar, seducir, poner ilusiones en todos los ojos», «Los pensamientos tienen que enlazarse como los sonidos en la música, por su armonía, y no como los eslabones de una cadena», «Tradición: obras que han sido puestas a prueba por la memoria», «Todo es enigma en los poetas, decía Platón. Pero en esa clase de enigmas es preciso que haya a la vez un sentido aparente que sea bello y un sentido oculto que aún sea más bello», «Un pensamiento es tan real como una bala de cañón».
Hay libros breves que no se agotan nunca. La editorial Periférica parece querer especializarse en ellos.

Enlaces: http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=8748&num=829&sec=38, http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=8753&num=829&sec=38


Nota aclaratoria: Luis Eduardo Rivera nos escribía lo siguiente a propósito de este comentario sobre su traducción: "Es cierto [lo que dice García Martín], está recortado, y de eso me di cuenta más tarde, pero no por mí, sino por Chateaubriand, en su selección. En el momento en que comencé a traducir a Joubert [hace casi veinte años; nuestra edición, como ha señalado Rioyo es la sección 'sobre arte y literatura' de un volumen mayor publicado en México en 1996 por Aldus] no había logrado conseguir los Cuadernos, pues estaban agotados desde hacía décadas, y no había modo de encontrarlos en las librerías de viejo. Tenía como seis antologías, dos o tres muy buenas, entre ellas la ya clásica de Chateaubriand, en la que me basé. Más tarde supe que Chateaubriand se tomó la libertar de acortar ese aforismo porque encontró que hay otro en donde Joubert retoma la segunda parte de ese pequeño texto y lo vuelve un aforismo a parte entera".