editorial periférica

03 junio 2007

MI ABUELO en ABC

Ayer sábado, el suplemento ABCD las artes y las letras del diario ABC, publicaba una estupenda reseña de Mi abuelo, firmada por el novelista y crítico Félix Romeo, que decía lo siguiente:

Mouka es la forma cariñosa en que el padre de Valérie Mréjen la llama. Mouka quiere decir lechuza, en árabe. El padre de Valérie era judío marroquí, de una olvidada procedencia española, y se instaló en Francia. Valérie, niña lechuza, se fija en todo: la vida familiar, sus abuelos, su padre, su madre, el colegio, los cuentos, las canciones, los libros, los vecinos... Mira fijamente cómo come su padre, pero su padre no se da cuenta de que su hija lo está mirando.
Hay tres temas centrales en Mi abuelo: el sexo, la muerte y la comida. La comida aparece constantemente y llena el libro de olores y de sabores. La muerte aparece lateralmente, como un rayo que muestra su terrible luz sólo un instante: son muertes duras, inesperadas. Son muertes de mujeres. Son muertes sin ceremonias, sin aparente luto.
Valérie Mréjen (París, 1969) aborda el sexo de una manera más premeditada: hay un sexo inocente y juguetón, hay un sexo incestuoso, hay un sexo secreto, hay un sexo prohibido, hay un sexo violento, hay un sexo de pago. Y todas esas formas de sexo no determinan un comportamiento social ni una moral.
Mi abuelo tiene un aire pop, pero la ligereza se va convirtiendo en dolor conforme el libro avanza. Todos los nudos que se habían ido atando se van poco a poco deshaciendo. Todas las certezas se van convirtiendo en interrogantes.
Mi abuelo tiene muchos vínculos con Desgracia impeorable (Alianza), que Peter Handke publicó a los 30 años, la edad con la que Mréjen publicó su libro: los dos exploran la vida de sus madres, muertas demasiado pronto; los dos son breves y están escritos con fragmentos muy breves; los dos tienen un sentido del tiempo sincopado; los dos avanzan desde el final al final, en una imposible espiral; los dos consiguen que en lo que no cuentan se perciba una gran orfandad.Es difícil escribir un libro tan aparentemente sencillo y tan profundamente hermoso.

Félix Romeo