editorial periférica

07 mayo 2007

CARLOS LABBÉ en CAMBIO 16


Aparece esta semana en la revista Cambio 16 la siguiente entrevista con Carlos Labbé a cargo de Natalio Blanco:
"Escribo buscando distintas voces"
Carlos Labbé es una de las plumas de Chile con un futuro internacional más prometedor. En su segunda novela, Navidad y Matanza, encumbra el poder literario de la alegoría.

¿Es la alegoría la mejor arma para denunciar injusticias como la estela de horror dejada por Pinochet?
Cada palabra que escribimos es ideológica o ninguna lo es, cada libro busca un lector, ni más ni menos, y creo que no hay otra acción responsable para la literatura que esto: decir el verdadero silencio, evitar el ruido, que la palabra no sea una redundancia en el vacío. Todos intuimos de quién es el negocio de la oquedad, y el signo de ese negocio: si la alegoría es una palabra medieval, escolástica, y hoy podemos hablar de que una novela que comunica el horror justamente soslayándolo -aunque apenas, con personajes que reciban heridas y un narrador tartamudo- es una alegoría política, es porque en estos tiempos vemos la lucha entre las huestes divinas y las del maligno como en un espejo. Como en cientos de espejos enfrentados, a través del avisaje, las estrategias comunicacionales, los montajes, las campañas o la mentira, el enfrentamiento es el mismo y siempre indecible. El horror que vivieron las víctimas de la tortura en Chile durante los setenta y ochenta -y hoy, antiguamente y mañana- no necesita del laberinto propagandístico de armas ni de denuncias, ni siquiera de testimonios, sino de que se logre ese silencio necesario para oír un compromiso hasta ahora inexistente.

¿Qué mensaje transmite?
Propongo hacerme eco de dos oposiciones que entrañan una unidad: la violencia policiaca busca siempre encontrar a un culpable, y la alegoría cristiana busca siempre leer en ciertas palabras los hechos de un redentor. Habría que volver a leer a Chesterton, concretamente El hombre que fue jueves, para preguntarse quién es Domingo, si de verdad es posible acceder a una verdad o si la investigación es un reflejo.

¿Por qué es un ensayo narrativo sobre el tacto?
La narración de Navidad y Matanza tiene como modelo el timbre del theremin, ese particular instrumento musical que para sonar -a diferencia de los instrumentos convencionales- exige no ser tocado. Las voces de los narradores, sus acciones, el motivo mismo de la desaparición que cruza el relato, buscan reflexionar sobre la contradictoria realidad de la distancia a la que nuestros cuerpos deben someterse para funcionar.

¿Hacia dónde camina su estilo narrativo? ¿En qué espejos se mira para crecer como escritor?
Quizás un escritor no crece, sino que va interviniendo sus propios libros y va permitiéndose interferir y que interfieran en sus propias ficciones para llegar donde sólo a él le está permitido. En ese sentido leo muchas novelas de diversos tiempos y procedencias, también ensayos y dramaturgia, y a veces poesía. Escribo y escribo buscando distintas voces, esperando una resonancia; leo la Biblia, leo el Dhammapada, ahora quiero leer a Swedenborg, a Bloy, a Pedro Prado, leo el diario y, lo más importante, converso.