editorial periférica

17 mayo 2007

NAVIDAD Y MATANZA en DIARIO DE FERROL

El 6 de mayo publicaba el Diario de Ferrol, en su suplemento Nordesia, la siguiente reseña de Navidad y Matanza, a cargo de Luis Alonso Girgado, buen conocedor de la narrativa latinoamericana:

Carlos Labbé: un juego narrativo

En lo que parece una apuesta decidida por los narradores hispanoamericanos -nuevos o ya consagrados- la editorial Periférica acaba de presentar (el título es llamativo) Navidad y Matanza, del joven chileno Carlos Labbé, que con su anterior Libro de plumas (2004) cosechaba un éxito de público y crítica y era situado por algunos en la estela de Roberto Bolaño, al tiempo que se reclamaba para él un primer lugar entre los nuevos narradores chilenos. Valga decir que, además de novelista, Labbé es guionista de cine y televisión, músico, crítico y profesor universitario.
En varias ocasiones se repite que Navidad y Matanza (topónimos de dos pueblos mellizos, turísticos de la costa chilena) es una novela-juego y, efectivamente, es así: un puzle o artefacto para armar o montar con narradores diversos ocultos bajo los nombres de los días de la semana o historias entrecruzadas entre las que detectamos un secuestro, la fabricación de una droga mortífera y una errática andadura de un personaje-grupo por playas costeras. Cada línea narrativa va pasando como una fragmentaria secuencia de "imágenes farragosas" de una memoria quebradiza o tentativas de reconstrucción protagonizadas por un cronista de prensa. Personajes, sucesos, lugares pasan difusos, se alternan o reaparecen mientras se suceden los niveles de lo real, lo virtual y lo onírico e incluso el propio escritor se ficcionaliza ingresando en una trama a cuya construcción entre el caos y el orden, contada y construida a varias voces, con cambiante temporalidad narrativa, asistimos. Novela con claves y contraclaves, Navidad y Matanza participa de la crónica periodística, del relato de terror, del género negro, de la ciencia ficción y de lo fantástico para acercarse también, entre constantes quiebros de la identidad de los personajes, al mundo virtual de los videojuegos. Se trata, en fin, de un mundo de ficción que fluye borroso e inquietante, misterioso y violento; huidizo en su constante movilidad y sus quiebros equívocos, es todo un ámbito de superficie, de visualización donde todo se muestra y registra con puntual precisión.
La condición de guionista del escritor no deja de patentizarse en una prosa efectiva, eficaz, de fijada claridad y andadura telegráfica y recortada a base de un fraseo breve. Quiere tener esta novela, que hace guiños al terreno de la informática y de sus posibilidades creativas individuales o supraindividuales, un inequívoco aire de modernidad y experimentalismo y, al tiempo, una intensa y heterogénea fecundidad imaginativa. Todo lo cual se concreta en una obra narrativa que representa una sorprendente y novedosa experiencia lectora, que implica un atractivo montaje y que se sirve con destreza de múltiples materiales narrativos. Satisface y hasta interesa por lo que se autoproclama: un juego novelesco que se planta, desafiante, ante un lector obligado a descifrar en un recorrido por cien disímiles secuencias entre las que la 45 deja claro algunos principios aquí de aplicación.
No hemos leído Libro de plumas, predecesora de esta Navidad y Matanza que, en todo caso, anuncia a un narrador interesado en innovar, en utilizar elementos de modernidad, en separar vida y literatura, en diseñar textos ambiguos y personajes apenas esbozados. Literatura de búsqueda, de tentativa de afirmación creativa del escritor y de invitación al juego mental e imaginativo del lector.

Luis Alonso Girgado