editorial periférica

06 diciembre 2007

LOS ROLLING STONES EN ABC

Durante el mes de noviembre Los Rolling Stones en Perú siguió "recogiendo" notas, comentarios, reseñas... Ésta de Jesús Lillo, a toda página en el suplemento cultural de ABC (aparecida el sábado 3), es tan interesante como significativa:

La fotografía de un joven indígena, ganador de un concurso de dobles de Mick Jagger, y cuya identidad se revela en las última páginas de Los Rolling Stones en Perú (Periférica), se asoma desafiante a la ventana de un álbum de recuerdos y oídas sobre la escandalosa estancia de los líderes de la banda británica en un país que hace cuarenta años también fue escenario secundario de la construcción del mito explotado hasta nuestros días por los autores de Street Fighting Man, aquí «Peleador callejero», en traducción simultánea.
Mentiras, autoengaños, habladurías, rumores, exageraciones, ecos distorsionados, leyendas urbanas, confesiones de figurantes y desahogos fanáticos componen la colección de huellas extramusicales recogidas por Sergio Galarza y Cucho Peñaloza para trazar el recorrido de Jagger y Richards no sólo por el Perú de los años sesenta, sino, lo que es más importante, el que va del mundo del pop al universo virtual de las estrellas de consumo. Un camino que los Stones contribuyeron a abrir, asfaltar y señalizar para que en adelante y hasta la actualidad cualquier músico, crecido, dejase de serlo.


«El resto de las preguntas sólo tuvieron como tema la música», reconocen los autores del libro, notablemente decepcionados, al reconstruir una de las entrevistas que Jagger concedió a la prensa peruana durante el desastroso rodaje de Fitzcarraldo, muy a comienzos de los años ochenta. No es la obra de los Rolling Stones la que los sostiene, sino unas andanzas deformadas, vida social y asocial, por el cristal de las lentes del telescopio utilizado para observar a las estrellas del rock, un gremio que, muy por encima de de los actores de Hollywood o, más reciente, el de las grandes figuras del deporte televisado, supo rentabilizar los circuitos del qué dirán a partir de los hallazgos mediáticos de una banda pionera en la desnaturalización de su primera función.

«Sospechar es una blasfemia infernal si se trata de Jagger. Créanlo todo sobre él (...). No es que sea un ídolo dañino, está en nuestra naturaleza escandalizarnos, ya sea por mojigatería o por envidia. Si dejásemos de hacerlo, el desempleo en el mundo del espectáculo sería alarmante», dicen los autores para lavarse las manos ante el incesante fuego cruzado de recuerdos -«Yo creo que Mick vivía "stone"», «Parecía eternamente resaqueado»- que dibujan en su libro la extraña figura de un cantante que no canta y cuyas principales actividades son -para regocijo de una audiencia que tampoco está dispuesta a escuchar canciones, público y a la vez guionista de una función desvirtuada- las relacionadas con el sexo y la droga. Sin amplificadores, sin micrófonos, sin gente delante.

Historia e historietas
Además de un espléndido libro de historia e historietas, Los Rolling Stones en Perú sirve para ilustrar la receta de la pescadilla que se muerde la cola. Son los propios miembros del grupo inglés quienes se exponen con su conducta licenciosa al juicio sumarísimo de una sociedad distraída con sus aventuras y que incluso en los confines de la selva peruana parece olvidarse del pegadizo estribillo de sus composiciones para escuchar y repetir -tarareando una letra tergiversada y amorfa- los titulares de una leyenda en construcción e interminable. Sin embargo, y como no hay espectáculo sin público, cabe reflexionar sobre el mecanismo de un mercado -entonces emergente, hoy ya planificado y más difícil de conquistar- en el que los Rolling Stones pasaron a satisfacer con números cada vez mejor ensayados la demanda popular de alborotos morales.

Galarza y Peñaloza pasan por alto la producción musical de los Rolling Stones para ocuparse del eco de su tumultuoso paso por Perú, moldeable a voluntad de unos testigos -algunos bastante grotescos-, cuyos recuerdos borrosos no hacen sino documentar la elasticidad de los mitos gestados en el mundo del rock. A los autores de Los Rolling Stones en Perú no les estorba la dudosa veracidad de las declaraciones reunidas en su libro, sino que aprovechan la sombra de todas esas imprecisiones para ambientar un relato que de forma premeditada no es un retrato de sus protagonistas, sino el magistral paisaje de la sociedad que consumió su leyenda.