editorial periférica

28 octubre 2007

LA NIEVE en DIARIO DE SEVILLA


Manuel Gregorio González firma hoy esta reseña de La nieve, titulada "Los salones galantes", en Diario de Sevilla: "Nunca se insistirá lo suficiente en la influencia de Italia, de su clima meridional y el arte clásico, en el desorden tumultuario del Romanticismo alemán. No es sólo el Derecho Civil de Cesare Beccaria; es también el esplendor marmóreo de los cuerpos, la arquitectura de Palladio, un hedonismo suntuoso y remoto que Europa recupera a través de Winckelmann y Lessing. Los cuales, unidos a Goethe y su Viaje a Italia, forman la trilogía estatuaria del cementerio romántico germano (no podemos olvidar a Los dioses en el exilio de Heine). Así pues, no es casualidad que Johanna Schopenhauer, madre del filósofo, recibiera en su salón de Weimar al consejero Goethe. Ya que es Goethe, su poderosa influencia, quien prefigura y anima las páginas tormentosas y agónicas, también frívolas y galantes, de La nieve.
En efecto, Goethe y Napoleón son quienes ahorman el movedizo siglo XIX. Napoleón, doblando su estatura sobre un caballo; herr Goethe, trayendo la fiebre del meridión, el orden clásico, la vibración y el misterio de la existencia, a una Alemania protestante. En La nieve encontramos todos los temas predilectos del Romanticismo, si bien la señora Schopenhauer, a diferencia de su invitado, jamás pisó tierra garibaldina y digamos que escribía de oídas. El hecho incontestable es que Italia, lo italiano, su llamada pánica y un sur idealizado y fragante, son un personaje más, si no el central, de esta novela breve y delicada, La nieve. Naturalmente, también están los excesos amatorios al uso, los amores castos e imposibles entre bellos jóvenes, de perfil griego y ojos encendidos, que tanta fama dieron al suicida de Goethe. A la contra, podemos decir que Alemania es un paisaje a la fuga, un fondo oscuro, que se hace grandioso en los Alpes y se arrellana, cruzada la cordillera, en la península italiana. Goethe, a última hora, había vuelto a la oscuridad del aquelarre con su Fausto. Pero la señora Schopenhauer, quizá por no haber visitado el sur, se quedó en el sueño de una calidez que era, no sólo bonanza y efusión del clima, sino calidez intelectual, triunfo de lo claro, orden apasionado y violencias áticas. La monumentalidad de las montañas, tan cara a Nietzsche, aquí no es más que el preludio de la tragedia. Tal vez, de ahí viene la soledad brumosa de Schopenhauer. Su madre, sin embargo, esparció en sus salones el ademán cortés, el recuerdo y la luz, la idea de una tierra más pródiga y hermosa".
LA NIEVE en DIARIO DE CÓRDOBA. Días después, el periódico cordobés reproducía la misma reseña: http://www.eldiadecordoba.com/192918_ESN_HTML.htm
En la imagen, Johanna y su hija Adele.