Jules Vallès en Periférica
Fueron Bruguera y Alianza quienes publicaron, cuando éramos niños, la trilogía protagonizada por Jacques Vingtras, alter ego de Vallès, y compuesta por El niño, El bachiller y El insurrecto. Semprún, en su prólogo a El niño, hablaba de la modernidad de Vallès. Fue ese prólogo el que nos llevó hace años a la trilogía, y el que ha llevado a Vallès a Periférica.
En 1990 nos hicimos con un libro titulado El vuelo del vampiro (Fondo de Cultura Económica de México, 1988). Su autor, Michel Tournier, era entonces uno de los escritores de moda. Había sido durante toda la década anterior el autor francés "más internacional". Viernes o los limbos del Pacífico o El rey de los alisos fueron traducidos pronto a todos los idiomas. En España también alcanzaron un éxito notable.
Leímos, como tantos otros lectores, aquellos libros. Éramos adolescentes todavía. Y luego conseguimos ese ejemplar de sus ensayos, El vuelo del vampiro. En la contracubierta podía leerse: "Publicar un libro equivale a soltar una turba de vampiros sedientos que se desperdigan en busca de la sangre y del calor humanos que habrán de brindarles esos seres robustos entre todos -los lectores- en cuanto se posen en ellos".
Los pequeños ensayos trataban sobre Kant, Novalis, Kleist, Saint Simon, Stendhal, Flaubert... y, entre muchos otros, Jules Vallès, del que decía Tournier: «Uno es vallesiano por el mismo motivo que es stendhaliano: por amor al hombre, al hombre de bien, antes incluso que por la admiración que nos despiertan sus escritos».
Hace ahora casi cinco años nos hicimos con un ejemplar de la última edición francesa de El testamento en una librería de París. El librito anticipaba toda la trilogía y, en ciertos tramos, la mejoraba. No está incluido en la edición de la obra de Vallès en La Pléiade, pero Vallès sentía por él una devoción especial. Enseguida conseguimos todos los libros de Vallès disponibles en las librerías de nuevo o de viejo, a orillas del Sena o en los almacenes de un librero tuerto de Lieja. Buscando a pie o a través de internet. Cinco años leyendo y siguiendo a Vallès.
Cuando hace unos meses encargamos la traducción al castellano de este libro, sabíamos ya que El testamento de un bromista debía ser el primer título que publicase Periférica.
En 1990 nos hicimos con un libro titulado El vuelo del vampiro (Fondo de Cultura Económica de México, 1988). Su autor, Michel Tournier, era entonces uno de los escritores de moda. Había sido durante toda la década anterior el autor francés "más internacional". Viernes o los limbos del Pacífico o El rey de los alisos fueron traducidos pronto a todos los idiomas. En España también alcanzaron un éxito notable.
Leímos, como tantos otros lectores, aquellos libros. Éramos adolescentes todavía. Y luego conseguimos ese ejemplar de sus ensayos, El vuelo del vampiro. En la contracubierta podía leerse: "Publicar un libro equivale a soltar una turba de vampiros sedientos que se desperdigan en busca de la sangre y del calor humanos que habrán de brindarles esos seres robustos entre todos -los lectores- en cuanto se posen en ellos".
Los pequeños ensayos trataban sobre Kant, Novalis, Kleist, Saint Simon, Stendhal, Flaubert... y, entre muchos otros, Jules Vallès, del que decía Tournier: «Uno es vallesiano por el mismo motivo que es stendhaliano: por amor al hombre, al hombre de bien, antes incluso que por la admiración que nos despiertan sus escritos».
Hace ahora casi cinco años nos hicimos con un ejemplar de la última edición francesa de El testamento en una librería de París. El librito anticipaba toda la trilogía y, en ciertos tramos, la mejoraba. No está incluido en la edición de la obra de Vallès en La Pléiade, pero Vallès sentía por él una devoción especial. Enseguida conseguimos todos los libros de Vallès disponibles en las librerías de nuevo o de viejo, a orillas del Sena o en los almacenes de un librero tuerto de Lieja. Buscando a pie o a través de internet. Cinco años leyendo y siguiendo a Vallès.
Cuando hace unos meses encargamos la traducción al castellano de este libro, sabíamos ya que El testamento de un bromista debía ser el primer título que publicase Periférica.
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