editorial periférica

20 julio 2006

Vallès en EL PUNT

El diario de Gerona EL PUNT, publicado en catalán, dedica hoy jueves una extensa reseña firmada por Jordi Llavina y titulada "Dos Jules i la genüina carn de canó" a los Jules fundamentales de la literatura francesa: Jules Renard y Jules Vallès. Un interesantísimo artículo en el que el autor de EL TESTAMENTO DE UN BROMISTA "gana" (escribe el crítico sobre Vallès: "a mi m´ha interessat més") al autor de la también estupenda Pelo de zanahoria, que os recomendamos igualmente. "Tots dos, històries sobre el dur aprenentatge de la vida de sengles vailets de classe desfavorida i pares -sobretot mares- tirànics".
Y añade Llavina acerca de El testamento....: "Aquesta obreta tan curiosa -que també m`ha dut, potser per la seva condició d`aplec de notes per fer el retrat del personatge, el record de Paludes, d´André Gide- fa obrir la gana per la literatura d´aques escriptor subversiu. O la set, més ben dit, per beure´n la tinta dels seus llibres".

19 julio 2006

JUVENILIA en EL CORREO


"Un libro esencial" se titula la reseña que firma J. Ernesto Ayala-Dip hoy en el suplemento de libros del diario vasco El Correo, dedicada a nuestro cuarto título, Juvenilia, obra del escritor argentino del siglo XIX Miguel Cané.

Así concluye: "Juvenilia fue uno de los libros de cabecera de muchas generaciones de argentinos. Leer Juvenilia era acercarnos al Colegio Nacional de Buenos Aires. Cané nos introduce en sus aulas, en algunos personajes como extraídos de un relato de Charles Dickens (autor, dicho sea de paso, que tanto admiraba Cané), en los consabidos ritos de paso, en las travesuras adolescentes y en las primeras llamadas sentimentales.Creo que ningún libro, excepto El hombre mediocre de José Ingenieros, ha dejado tan honda huella en todos los jóvenes estudiantes que lo hemos leído y sentido como propio. Yo invitaría a los lectores de aquí a leerlo. Escrito con una envidiable prosa, Juvenilia relata una experiencia universal. La del conocimiento de los libros esenciales y de los seres inolvidables que nos ayudaron a ser mejores."

16 julio 2006

Rosa Regás escribe sobre pequeñas editoriales, entre ellas Periférica

"Pequeñas editoriales", por Rosa Regás
Diarios El Correo (2 de julio) y El Norte de Castilla (5 de julio)

Siempre he sido aficionada a las pequeñas editoriales. Son ellas las que viven la emoción de descubrir un libro y la pasión de publicarlo al precio que sea, que han leído y releído un texto en alguna lengua y les parece imprescindible reeditarlo para que forme parte de las opciones de lectura del público. Son ellas las que conocen las infinitas y bellísimas normas que desde antiguo vienen conjugándose para formar un libro. Y saben de sus márgenes, del tipo de papel y de color, de una cubierta que de ningún modo puede ser un elemento autónomo de la totalidad, de una encuadernación que permita abrir el libro y leer con comodidad la línea entera. Son las pequeñas editoriales las que ven y gozan con cada pequeño detalle de la letra, de las iniciales, de los blancos o de las portadillas, del diseño que habrá de conjugar el texto y la edición configurándolos en un objeto de una belleza en la consecución de la cual luchan día y noche.
Y sin embargo los libros de las pequeñas editoriales no tienen la difusión que merecería tal esfuerzo y tal belleza, ni consiguen tener más vida que unas pocas semanas, no en las mesas de las librerías destinadas a los grandes éxitos sino, como mucho, en los estantes por orden alfabético de autores. ¿Cómo pueden calar en la retina y la mente del lector los libros de una colección si siendo pocos sus títulos anuales están dispersos en anaqueles y paquetes de devolución? Tampoco los suplementos literarios les dedican demasiada atención cuando son en realidad perlas de una luz singular que deberían no solo conocer, sino admirar y difundir. Y si doy unos cuantos títulos con sus editoriales no lo hago solo para despertar el interés del lector siempre ávido de encontrar tesoros, sino en consideración a todos estos pequeños editores y editoras que han convertido su trabajo en placer y vocación, llenando tantísimos huecos como hay en nuestras publicaciones por más que somos el país que más títulos publica en Europa.
Letras de año nuevo: 'El aire que me espía', de Carlos Castán. Editorial Periférica: 'Pensamientos y rivarolianas', de Antoine de Rivarol. Adama Ramada Ediciones: 'El espejo de la noche', de Clara Janés. Melusina (sic): 'Introducción a la cultura japonesa', de Hisayasy Nakagawa. Ediciones Trea: ' El temblor. Lisboa, sábado de Santos de 1755', de Juan Carlos Gea. Y Atalanta: 'Sin mañana', de Vivant Denon.
Poesía, relatos, pensamientos, viajes. Rescatados del olvido. Son unos pocos pero hay muchos más. Sirva este texto de felicitación y homenaje.

05 julio 2006

Vallès en LA RAZÓN, HERALDO DE ARAGÓN y LA DINAMO

Siguen llegando ecos de la publicación de El testamento de un bromista. Hace nada, dos estupendas y entusiastas reseñas. Que descubrían casi al unísono lo fundamental de la novela, pero que se acercaban a ella desde dos puntos de vista que quedaban muy claros en los títulos de sus aproximaciones.

Toni Montesinos comenzaba así la suya en el suplemento cultural de La Razón ("Caballo verde"), que titulaba "Del maltrato a los niños": "Hay algunos autores que rompen con todos los prejuicios que un lector al uso, o incluso experimentado, podría tener de la prosa de ficción europea del siglo XIX; autores que se atrevieron con temas, puntos de vista o estructuras narrativas que hoy nos parecen actuales por su modernidad y valentía pero que serían, como mínimo, algo extraños en medio de un contexto realista, naturalista, costumbrista. Uno de esos escritores que representan la libertad total ante la escritura es el francés Jules Vallès". Y concluía: "Literatura ajena a las modas, con un pulso tan próximo al actual que parece haber nacido en el siglo XXI".
Por su parte, la reseña del suplemento "Artes&Letras" del Heraldo de Aragón, tenía un título casi bíblico, "Islas de resurrección", que hubiera gustado, sin duda, a Vallès. José Giménez Corbatón calificaba esta novela de "corrosiva", ofrecía información extra sobre el contexto político y social en el que apareció la obra de nuestro autor, resaltaba la "excelente traducción de Luis Eduardo Rivera", y, para acabar, definía a Vallès con estas palabras: "Un periodista y un escritor apasionado, violento, incisivo, pero también sensible y colorista, de pincelada moderna y viva en el sentido más noble de la palabra".

Poco después nos llegaba una nueva reseña, publicada por una revista de tendencias "diferente", La Dinamo, vinculada al espacio alternativo homónimo del barrio madrileño de Lavapiés, y firmada por Tarski D. Guzmán. Reproducimos un fragmento:
"Es bien sabido que una parte significativa de lo que, para entendernos, cabe llamar literatura comprometida, marcada por una carga ideológica manifiesta, adolece de unas buenas intenciones que casi siempre conducen a la beatería más aburrida y empalagosa. Por supuesto, también existe una tradición de literatura política estéticamente relevante, que sin duda pasa por Ehremburg o Brecht, y cuyo canon aún esta por completarse. Así lo demuestra esta recuperación por parte de una primeriza editorial de Jules Vallès (1832-1895), una especie de mito underground de la literatura de izquierdas del siglo XIX que ha sido aclamado por una larga estirpe de intelectuales: de Andreu Nin a Henri Lefebvre pasando por Jorge Semprún. El testamento de un bromista circula por los terrenos de la sátira decimonónica ?en ocasiones tiene dejes cercanos al Diario de un don nadie de los Grossmith? y la novela política eludiendo decididamente el naturalismo. La narración de la desventurada infancia y adolescencia del bromista, cabe suponer que trasunto de la propia vida de Vallès, se convierte así en una pieza destacada de la literatura del disparate, con afilados, saludables y, sobre todo, tronchantes efectos críticos".

Rivarol en TENDENCIAS

El último número (julio-agosto) de la revista Tendencias destaca en su página de libros Pensamientos y rivarolianas. "Una interesante recopiliación de la obra de Antoine de Rivarol, uno de los pensadores más relevantes del siglo XVIII y cuyo legado permanece aún en nuestros días. Se trata de una colección de aforismos y pensamientos que, además de entretener, supone una reflexión sobre el propio ser humano", dice, entre otras cosas, la reseña de Ana Serrano.